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INFORMÁTICA

El 'Windows 2000' se pondrá a la venta dentro de tres meses

El proceso contra Microsoft no repercutirá a corto plazo entre los usuarios del sistema

Dentro de un mes Microsoft envía a sus fábricas la copia final de Windows 2000, un nuevo heredero para su hegemónico sistema operativo. La compañía lo pone a la venta el próximo 17 de febrero al precio de 319 dólares (más de 50.000 pesetas). Ese día los consumidores comprobarán que el proceso contra Microsoft no tiene ningún reflejo en su ordenador. Pero si sancionan a la empresa repercutirá en la industria y, después, en todos los ordenadores del mundo.

Cuando el Departamento de Justicia comenzó a investigar las prácticas empresariales de Microsoft, Bill Gates nunca se planteó aceptar una propuesta que habría acabado con el proceso y le habría ahorrado el varapalo judicial del pasado viernes. La opción que tenía ante sí era incorporar a su sistema operativo Windows 95 -el que entonces tenía en el mercado- el navegador de Netscape que en ese momento era el preferido por los consumidores. Ya que Microsoft regalaba el suyo -el Explorer- en una jugada de dudosa legalidad, la compañía podría haberse cubierto las espaldas firmando un acuerdo con Netscape y ofreciendo al usuario la opción de elegir.Sin embargo, Gates apostó a ganar, y ganó: el viernes pasado, el día en el que el juez convirtió al hombre más rico del mundo en una especie de Al Capone empresarial, un 76,32% de las navegaciones mundiales por la red se hicieron con su navegador, el Explorer, y sólo un 22,89% con el antiguo rey, el de Netscape. Los datos sirven para pensar que es improbable una sanción tan simple como obligar ahora a Microsoft a entregar con Windows el navegador de la competencia. No es el mercado de los navegadores lo que ha ganado Microsoft, sino el hábito de los consumidores.

Ningún usuario de Windows va a notar en los próximos años nada extraño en su ordenador, en sus programas o en las tiendas de informática. Primero hay que esperar a que la sentencia sea firme, no antes del 2002, e incluso después las sanciones deben revolucionar la industria antes de llegar en la práctica al consumidor. Sólo las sanciones más duras -de ser aplicadas- tendrían repercusiones prácticas; otras medidas llegarían a los consumidores de forma indirecta al fomentar la competitividad.

La telefónica AT&T creó las Baby Bells en un acuerdo extrajudicial que acabó con un proceso similar; si Gates aceptase un pacto análogo, las Baby Bills segregarían Microsoft en tres compañías independientes encargadas de comercializar sistemas operativos, programas de acceso a Internet o aplicaciones informáticas.

Otra opción es la estrictamente sancionadora, es decir, multar a la compañía y supervisar su actuación a partir de ahora. Sin embargo, el Departamento de Justicia se inclina por soluciones drásticas que eviten un proceso de vigilancia eterna. La más radical es obligar a Microsoft a vender, ceder o subastar el sistema operativo Windows para que pase a formar parte del dominio público y nunca más pueda ser empleado como herramienta de presión. Eso pondría en las tiendas diferentes versiones de Windows creadas por distintas compañías, pero todas ellas compatibles.

La opción intermedia -toda-vía la más probable- es obligar a Microsoft a separar todos los componentes de Internet que ha incrustado en Windows, retirar del mercado las versiones actuales y comercializar de nuevo el sistema operativo sin aplicaciones para la Red. Gates ha mantenido hasta ahora que tal medida es técnicamente imposible; habría que comprobar si lo es realmente en el caso de que con ello ponga a salvo su imperio.

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