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Ibarretxe advierte de que ni ETA ni el Gobierno tutelarán el debate sobre el futuro de Euskadi

Ni paz por presos ni paz por soberanía: paz por la paz misma, dijo ayer el lehendakari, Juan José Ibarretxe, en su primer debate de política general con ETA en tregua y Euskal Herritarrok, la marca electoral de Herri Batasuna, sentada en sus escaños del Parlamento vasco. Junto a ello, advirtió que ni ETA ni el Gobierno que preside José María Aznar serán protagonistas del debate sobre el futuro del País Vasco, aunque considera negativo la ruptura de contactos entre ambos. Ibarretxe recuperó la terminología del plan Ardanza al hablar de un diálogo "sin límites ni condiciones" y recomendó no fijar la atención en "la estación término" de cada cual. Tras solidarizarse con las últimas víctimas de la violencia callejera, exigió su final.

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Juan José Ibarretxe hizo también otras consideraciones -ni Constitución, ni independencia sin matices, ni condiciones al diálogo, ni exclusiones- igualmente dirigidas al PP y EH como extremos del espectro político vasco, junto a un balance optimista del último año, que lo valoró como una etapa de adaptación a una nueva situación, a la que se llegó "sin suficiente madurez".El lehendakari condujo con habilidad su primer debate de política general, que resultó inevitablemente centrado en la pacificación. El pleno fue casi de guante blanco, quizá porque los reproches que le hizo la oposición eran ya conocidos y ni PSE ni PP encontraron flancos nuevos desde los que atacar la enumeración que Ibarretxe hizo de los puntos de encuentro a su entender ya existentes, de las propuestas de avance inmediato y de las características que, a su juicio, debe reunir el nuevo foro de diálogo que persigue desde su investidura.

Las cinco propuestas de Ibarretxe para seguir avanzando pasan por profundizar en los gestos de distensión y humanización con las víctimas del terrorismo y los presos, a quienes nadie debe utilizar, dijo, y por la erradicación total de la violencia callejera. El último episodio, el ataque ayer mismo a la vivienda de un candidato del PP en Vitoria mereció su solidaridad expresa.

Ibarretxe propuso profundizar en el diálogo entre los partidos y llamó a clarificar tabúes y evitar confusiones interesadas; buscar los "pilares maestros" para la convivencia y la normalización y el consenso para el nuevo foro de diálogo, que deberá ser "sin límites y sin exclusiones", señaló retomando la terminología del fallido plan Ardanza.

Características del foro

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Las características del foro que Ibarretxe citó fueron la de ser instrumento del final dialogado de la violencia, diferenciando paz de normalización política, y la necesidad de que resulte eficaz, traducida en la garantía de no salir de él separados. Para ello habló de dos premisas: la ausencia de violencia, y el respeto a la voluntad del pueblo vasco, entendida como la expresión de la libertad individualmente ejercida.

En el foro deben estar todos todos los partidos, aunque advirtió de que no permitirá que nadie le ponga su veto y tendrá por misión ensanchar los siete puntos de encuentro que ya existen, según ha deducido de sus reuniones con todas las fuerzas políticas.

Restó importancia a la sede, el nombre y el plazo para la constitución del foro. Si de él se derivaran consecuencias modificadoras del marco jurídico actual, será la sociedad vasca quien decida. Nadie podrá imponer su veto, y en todo caso, Navarra y el País Vasco francés adoptarán sus propias decisiones. A Euskadi le atribuyó, no obstante, el papel de liderar el proceso.

Ibarretxe, que ve más indicadores positivos que negativos en el proceso abierto tras la tregua de ETA, llamó a eliminar de él tabúes y confusiones "interesadas", entre las que citó los planteamientos gubernamentales de intercambiar paz por presos o los de los terroristas y HB, que pretenden compromisos políticos sobre la soberanía vasca y la construcción nacional a cambio del silencio definitivo de las armas. Entre los aspectos positivos destacó la consolidación de la tregua de ETA y la superación de dos convocatorias electorales sin atentados, así como la incorporación de EH a las instituciones y su apuesta "por las vías exclusivamente políticas y democráticas" que posibilitó la firma del acuerdo de apoyo a su Gobierno. La ley de resarcimiento a las víctimas, la puesta en marcha de la asamblea de electos, la libertad de la Mesa Nacional de HB y el acercamiento de 105 presos de ETA fueron otros hechos juzgados positivos por Ibarretxe. Elementos que entorpecen el avance son la ruptura de contactos entre ETA y el Gobierno, la violencia callejera, la utilización partidista de víctimas y presos, el difícil diálogo entre partidos vascos e incluso la perspectiva de una nueva confrontación electoral. Ante los comicios los partidos parecen "embrutecerse", dijo.

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