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El PP propone ahora la reforma del Senado y del debate autonómico

Javier Casqueiro

El PP se destapó ayer con una oferta por sorpresa a los demás grupos políticos para aplicar con urgencia, en los tres meses que quedan de legislatura, una reforma del funcionamiento del Senado que afectaría sobre todo a las formas y el fondo del debate de política autonómica. El PSOE ya la desechó ayer mismo como "utópica, idealista, escasa, tardía, inútil e inviable". Su portavoz, Juan José Laborda, exigió la convocatoria del debate tal y como está organizado ahora, pese a suscribir la mayoría de las modificaciones planteadas, porque cree que el Gobierno lo que persigue es no hacerlo para sustraer una auténtica discusión sobre la fractura del modelo de Estado. La propuesta del PP -fraguada sobre las discusiones de estos años de la comisión del Senado que estudia sus cambios de acuerdo a una reforma de la Constitución- persigue sobre todo dos objetivos. Uno político general: demostrar con acciones parlamentarias, tal como ha pedido José María Aznar al PP, que la legislatura aún no está acabada. Además, el PP lograría de esta manera variar sustancialmente el método actual del debate autonómico, en el que participan los presidentes de las comunidades.

El PSOE no está dispuesto a entrar al juego de Aznar de alimentar ficticiamente la recta final de la legislatura. Laborda, expresidente de la Cámara alta, recordó que el reglamento en vigor del Senado que el PP quiere mejorar ahora a toda prisa data de 1982 y se empezó a revisar en 1979.

El portavoz del PP en el Senado, Esteban González Poms, autor de la idea, explicó ayer que los puntos del reglamento que se podrían revitalizar son los correspondientes a las funciones de la Cámara (mayor representación territorial) ya consensuados por todos los grupos. González Poms añadió, en cualquier caso, que ni el PP ni los demás partidos renunciarían a modificar en el futuro la Constitución para dotar al Senado de cierta capacidad legislativa y para adecuar la institución a la diversidad del Estado.

Los presidentes y las lenguas

El PP se contentaría ahora con conseguir, a la espera de las reformas más profundas y constitucionales, dos retos: que los presidentes autonómicos tuviesen la oportunidad de intervenir ante el pleno del Senado (en el citado debate de política autonómica y en otras sesiones legislativas, con voto pero sin voto) y con extender el uso de todas las lenguas oficiales a las distintas actividades parlamentarias. Sobre el gran debate autonómico, que este año ya no se celebrará, el PP mantiene que la etapa vigente está superada. Y se acoge a la experiencia de las últimas sesiones, con resultados mayoritariamente negativos, para asegurar que la fórmula de control al Gobierno Central no tiene sentido cuando la política autonómica ya está toda de hecho descentralizada. Busca un debate de "consenso y cooperación" entre las comunidades y también con el Ejecutivo. Y un estilo de debate más flexible, reducido y concreto.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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