Cuiña comunica a Fraga su dimisión como secretario del PP gallego
Xosé Cuiña, secretario general del PP gallego desde hace 10 años, anunció ayer que ha comunicado al presidente del partido y del Gobierno autónomo, Manuel Fraga, su deseo de abandonar el cargo tras el congreso regional previsto para los tres primeros días de octubre. Cuiña justificó su gesto como un modo de contribuir al proceso de renovación abierto en el partido tras su revés en las elecciones municipales de junio. El principal adversario interno de Cuiña, el ministro de Sanidad, José Manuel Romay, había anunciado el pasado viernes que no seguirá como presidente del PP de A Coruña.
El pasado junio, tras perder las alcaldías de las principales ciudades gallegas, ahora repartidas entre PSOE y BNG, Fraga ya advirtió de que preparaba cambios profundos en la dirección del partido e insinuó que Cuiña podría abandonar la secretaría general. Los acontecimientos se precipitaron el viernes tras la renuncia de Romay, quien quiso ser el primero en sacrificarse en aras de la renovación.El anuncio de Romay era como una invitación a que sus adversarios descubriesen las cartas, y Cuiña se apresuró ayer a mostrar las suyas. Con todo, desvinculó su decisión de la adoptada por el ministro e insistió en que él la tomó incluso antes, ya que, en los últimos dos años, ésta es la cuarta vez que le pide a Fraga que le releve. "Hasta ahora siempre me contestó que no era el momento", explicó.
Cuiña, que también dimitirá como presidente del PP en Pontevedra, comunicó su renuncia a Fraga el domingo, al término de una procesión a la que asistieron ambos, en Cangas do Morrazo (Pontevedra). El presidente de la Xunta, según relató su interlocutor, se limitó a emplazarle a una nueva conversación mañana, pero ayer dejó ver que aceptará su dimisión. "Forma parte de un plan de conjunto con el que estamos todos perfectamente de acuerdo y que es un ejemplo de la buena armonía que existe en el PP", declaró a Efe.
Además de gozar de la confianza de Fraga, Cuiña había apuntalado su poder en los últimos años gracias a su alianza con los poderosos barones de Lugo, Francisco Cacharro, y Ourense, José Luis Baltar. En el congreso regional celebrado el pasado año, este grupo logró arrinconar a los dos ministros gallegos, Romay, aislado en su feudo de A Coruña, y el titular de Educación y Cultura, Mariano Rajoy, a quien se señala con insistencia como futuro aspirante a la sucesión de Fraga frente a la candidatura de Cuiña auspiciada por Baltar y Cacharro. Los resultados de las municipales enconaron la batalla entre el sector rural ("los de la boina", según sarcástica denominación de Baltar), que hace del "galleguismo" su bandera, y los afines a ambos ministros, de extracción más urbana.
La renuncia de Cuiña es, a primera vista, un triunfo para la dirección nacional, que recelaba de la amplia autonomía con que ha contado el PP gallego. Pero, aunque deje la secretaría general, Cuiña no se quita de en medio, ya que seguirá como consejero de Política Territorial de la Xunta. Además, ni Cacharro ni Baltar tienen intención de emular a Romay y dimitir. En esta situación, en el partido se cita con insistencia como futuro secretario general al consejero de Justicia, Xesús Palmou, de perfil discreto y con buenas relaciones en ambos sectores y que ante la futura batalla para suceder a Fraga sería únicamente un hombre de transición.
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