_
_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Cumbre en peligro

LOS PRESIDENTES de Chile, Eduardo Frei, y Argentina, Carlos Menem, han anunciado que boicotearán la IX Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno del próximo mes de noviembre en La Habana, en protesta por lo que consideran agravios contra sus intereses. En particular, el escaso eco de la reivindicación argentina de la soberanía sobre las islas Malvinas y el proceso contra el general Augusto Pinochet iniciado a instancias del juez Baltasar Garzón en España. Argentina y Chile, históricamente enfrentadas entre sí, se declaran decididas a establecer una alianza para defender posiciones comunes en esos litigios en relación con España y el Reino Unido. Las autoridades chilenas manifiestan así su resentimiento contra la postura del Gobierno británico en el caso Pinochet, y las argentinas, su solidaridad con Santiago en dicho caso, que también les afecta directamente porque existen diversas causas en España contra militares argentinos por supuestos delitos de genocidio, torturas y terrorismo.Sería realmente lamentable que la cada vez más sólidamente institucionalizada Cumbre Iberoamericana, que tanto ha avanzado en la defensa común de criterios sobre ayuda al desarrollo, acción política conjunta y cooperación económica, no sobreviviera a estos conflictos. Porque, aun comprendiendo las presiones a que pudieran verse sometidos los Gobiernos de estos países del Cono Sur por sectores sociales importantes, las cumbres están precisamente concebidas para buscar puntos en común. Querer romper la baraja y recurrir al boicoteo ante las primeras diferencias no parece una actitud de gran madurez política.

Los intentos de presentar las órdenes de detención y los procesamientos contra presuntos criminales de guerra como una reactivación de tendencias colonialistas son absurdos. Cuando el Tribunal Internacional Penal esté en pleno funcionamiento, los vacíos legales y las confusiones de este estadio intermedio habrán quedado resueltos. Pero Santiago y Buenos Aires deben comprender que con boicoteos a la Cumbre Iberoamericana ya no pueden defender conceptos soberanistas en materia de derechos humanos: es anacrónico, ataca la sensibilidad de la opinión pública mayoritaria en las democracias y contradice las corrientes generales en el desarrollo jurídico. Otro tanto se puede decir de Argentina. La defensa de la soberanía sobre las Malvinas no puede tener mejor escenario que precisamente la Cumbre Iberoamericana. La normalización de relaciones entre Londres y Buenos Aires, en la que tanto se había avanzado, debiera ser el mejor camino para la resolución de un litigio territorial en el que Argentina sabe que cuenta con el apoyo mayoritario, cuando no unánime, de la Cumbre Iberoamericana.

La cumbre de La Habana sin dos grandes países como Argentina y Chile sería una reunión devaluada que quizá incitara a más deserciones y causaría un daño quizá irreparable a la cooperación multilateral iberoamericana, que tantos intereses comunes puede defender con éxito. Por eso, si es muy saludable que los dos países del Cono Sur intensifiquen su cooperación y estrechen sus antes difíciles relaciones, sería lamentable que lo hicieran a costa de las relaciones multilaterales del continente. Hay que esperar que los demás participantes, especialmente España, y también Cuba como país anfitrión, concentren sus esfuerzos en convencer a Frei y a Menem para que rectifiquen.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_