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Reportaje:EXCURSIONES - PICO DEL LOBO

Un colmillo de 2.273 metros

La cima más alta del macizo de Ayllón depara grandiosas vistas de Segovia, Guadalajra y Madrid

Los expertos en topónimos aseguran que nombres como Cantalobos, Fuente el Lobo, Lobera, Lopera, Lop, etcétera, provienen de una raíz preindoeuropea (lup, luba, lupia) de valor hidronímico; o sea, que no tiene que ver con el lobo y sí, en cambio, con la existencia de ríos y manaderos en los lugares así llamados. Hecha esta erudita aclaración, conviene puntualizar que en el pico del Lobo no hay una fuente a varias horas de distancia y que si algún excursionista se deja arrastrar sin cantimplora por esos ratones de biblioteca, puede acabar exprimiendo el Dictionnaire etymologique du proto-indo-européen de A. Carnoy para no morir de sed en la cima. Lobos sí que hubo en Ayllón. Por lo menos hasta los años cuarenta. Luego, la estrella del carnívoro iría declinando hacia poniente. En la sierra de Guadarrama -donde es obligado referirse a Antonio Robledo Palomino, vecino de Miraflores, que mató él solito 219 lobos la pasada centuria, concediéndole por ello la Diputación Provincial de Madrid una pensión vitalicia de 80céntimos diarios-, el último fue abatido en 1952. En Gredos se extinguió en los años sesenta. Y hoy las postreras manadas del Sistema Central viven arrinconadas entre la salmantina sierra de Béjar y la portuguesa de la Estrella, viéndose así recluido en el confín occidental de la cordillera el que antaño dio nombre al pico más señero de su extremo oriental.

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Agua y protección solar

Aparte del nombre -junto al pico del Lobo hay un portillo del Lobo y una Buitrera de los Lobos-, algo de lobuna tiene esta cresta de pizarras afiladas como colmillos, que asemeja una desaforada mandíbula a punto de cerrarse sobre la llanura segoviana. La estación de esquí de La Pinilla, acurrucada en la ladera norte a 1.500 metros de altura, en las fauces de la fiera montaña, será el lugar por donde le hinquemos el diente al pico en cuestión. Además de agua, habremos de llevar abundantes vituallas, pues tras salvar 700 metros de desnivel tendremos un hambre de lobo.

Para acometer la ascensión, deberemos acercarnos a los apartamentos Serranova, que ocupan un bloque blanco con tejado de pizarra en lo más alto de la estación. A su lado nace una pista forestal que, tras pasar entre un repetidor de telefonía móvil y un estanque usado en invierno para alimentar los cañones de nieve, ofrece un desvío a la derecha -hacia las pistas de esquí- que no tomaremos, sino que continuaremos por el ramal de la izquierda zigzagueando sin pérdida posible por el bosque de pino silvestre. Las flores púrpuras de la dedalera, junto con las blancas y lilas de brezos y brecinas, alegran esta umbría en la que, a juzgar por la maleza, no ha entrado una cuadrilla de limpieza desde el tiempo del rey que rabió.

Como a dos horas del inicio, el camino sale del pinar y presenta un fatigoso repecho de piedras sueltas que enseguida se suaviza un poco al alcanzar la divisoria de aguas. Flanqueada a partir de aquí por piornales, cervunales y afiladas aristas de roca desnuda, nuestra pista conduce en otra hora, siguiendo siempre por la cresta hacia poniente, hasta el vértice geodésico del pico del Lobo. A caballo entre Segovia y Guadalajara, la máxima altura del macizo de Ayllón (2.273 metros) brinda un panorama inmenso, que comprende la llanura segoviana, los montes de Ayllón -al sur, el picudo Cerrón y los barrancos del río Berbellido; al sureste, el orondo Ocejón-, el pico Tres Provincias -donde las dos mentadas confinan con Madrid- y todas las cumbres madrileñas: de la sierra de La Puebla a la Somosierra y de La Cabrera a Peñalara. Y en los días claros, allende los campos de Soria, se divisa hasta el Moncayo. Además del vértice geodésico, este pico alberga la estación terminal de uno de los remontes de La Pinilla, que un temporal desbarató hace dos décadas, quedando sus ruinas como muestra de lo que la montaña hace con los que se la toman a guasa, con los que la insultan usándola como un tobogán... Así se las gasta el Lobo.

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