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Pere Duran, un ingeniero que impulsó el diálogo social y promovió la política de la estabilidad

Pere Duran era un neto defensor del diálogo político desde fuera de la política. Impulsó puentes de encuentro entre las autoridades y los movimientos sociales durante el franquismo y promovió escenarios de estabilidad en la democracia. En La Maquinista dio carta de naturaleza a las ilegales Comisiones Obreras en pleno franquismo. Desde la perspectiva de alguien que nunca aceptó un cargo político, Duran utilizó su amistad con González y Pujol para convencerles de que debían sentarse a su mesa, exponer sus discrepancias y alcanzar un pacto que permitió el gobierno del PSOE en 1993.

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Pere Duran compaginó sus actividades empresariales con innumerables actuaciones políticas en la transición, siempre con tono aperturista y modernizador. Inauguró un incipiente diálogo empresarial en pleno franquismo con Comisiones Obreras. El industrial representaba la "cultura del consenso" en la transición junto al también desaparecido Carlos Ferrer Salat. Los contactos que durante la dictadura mantuvo como presidente-consejero delegado de La Maquinista con Comisiones Obreras, le llevaron a elogiar al sindicato en presencia nada menos que del ministro de Franco Laureano López Rodó, en un acto del Círculo de Economía. El ministro le telefoneó para decirle que se "acababa de electrocutar o que te podemos electrocutar". Pero para entonces, Duran Farell ya había desafiado al régimen oponiéndose al cierre de La Maquinista y consiguiendo que el general Franco captara la conveniencia de mantener "aquella empresa que asolaron los rojos". De su entrevista con Franco pudo salir malparado, pero su audacia obtuvo premio, el dictador le mostró un montón de papeles "contra ti", pero le apostilló: "Tú, tranquilo". Muchos años después, en 1993, Pere Duran se volvía a meter en arena política. Amigo personal de Felipe González, conocía las desconfianzas de éste para con el líder nacionalista catalán Jordi Pujol, quien tenía una lista de agravios contra el líder socialista. Duran Farell trató por separado de acercarles y acabó por proponerles: "¿Por qué no os sentáis de una vez frente a frente y os lo decís todo?". Pere Duran temía por los perniciosos efectos de una España desgobernada y estaba convencido de que González y Pujol tenían más en común de lo que les separaba. Sin escuderos, los líderes políticos del PSOE y CiU convinieron en compartir mantel en su casa de Premià de Dalt, a medias entre museo y jardín botánico. La casa, repleta de sus amados cactus y bonsáis, se convertía en la "casa común" donde se diseñó el pacto entre Felipe González y Jordi Pujol, el llamado pacto de los bonsáis. Aquello le descubría como un influyente senador con discurso sereno y susurrante. Convencido de la bondad del pacto que había propiciado entre socialistas y nacionalistas, Pere Duran volvió a ceder su domicilio tres años más tarde para promover los primeros compases del actual pacto de legislatura que sostiene al Gobierno de José María Aznar. El ingeniero Duran estaba también profundamente interesado por la filosofía y por el medio ambiente. Sus últimas actividades sociales se dedicaron a la presidencia del Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible, adscrito al Departamento de Presidencia de la Generalitat. Duran Farell fue presidente de honor del consejo social de la Universidad Politécnica de Cataluña, presidente de honor del capítulo español del Club de Roma, del Patronato del Museo Nacional de Arte de Cataluña y miembro del Consejo de Mecenazgo del Teatro del Liceo.

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