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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Fondos de campaña

Pasqual Maragall está utilizando un método relativamente novedoso en España para recaudar fondos con destino a su campaña electoral. En el mejor estilo americano, anoche reunió en un hotel de Barcelona a unos 400 empresarios, que pagaron 100.000 pesetas por cubierto. La lista de asistentes a la cena da la medida del éxito cosechado por el ex alcalde socialista de Barcelona y ahora candidato a la presidencia de la Generalitat. Y explica también las críticas que le han llovido a izquierda y derecha, pese a que su iniciativa responda a primera vista a un estilo más transparente y moderno de lo que es habitual en este país. Iniciativa per Catalunya ha reprobado el interés de Maragall por recabar dinero y consensos entre los empresarios catalanes. El partido que lidera Jordi Pujol ha elegido un camino un tanto abstruso para censurar esta iniciativa. El portavoz de la crítica no ha sido el secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya, ni su portavoz parlamentario, sino el propio consejero de Economía, Artur Mas, quien asegura haber recibido denuncias de algunos empresarios que habrían sido coaccionados -no se dice por quién- para asistir a la cena electoral.

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La cena electoral de Maragall con 400 empresarios irrita al Gobierno de Pujol

La intervención del consejero parece partir de varios malentendidos. De entrada, Artur Mas no ha sabido diferenciar sus funciones como dirigente del partido y como miembro del Gobierno de Cataluña. Confunde las normales relaciones institucionales entre el consejero de Economía y los empresarios con las afinidades ideológicas o las disciplinas partidistas, y utiliza los medios de comunicación públicos -TV-3 en este caso- para lanzar imputaciones sin pruebas y sin nombres. ¿Acaso cree Pujol que tiene la exclusiva de las relaciones con los empresarios catalanes y con la llamada sociedad civil?

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Tanta confusión sólo se explica por la existencia de alguna especial preocupación en CiU sobre su horizonte electoral. Pero este tipo de errores no hace sino trasladar al electorado catalán el nerviosismo que empieza a detectarse en el entorno del candidato Pujol. Por primera vez en 19 años, la seguridad en la victoria ha dejado de estar de su lado.

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