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El 38% de los pacientes infectados de sida incumple el tratamiento farmacológico prescrito por los médicos

De las 8.000 personas seropositivas censadas en Andalucía, un 75% está en disposición de seguir un tratamiento antirretroviral para retrasar la aparición de la enfermedad. El problema es que, de éstas, un 38% abandona el tratamiento a los pocos meses de iniciarlo. Las consecuencias son graves: además del fracaso terapéutico, las posibilidades de curación se reducen; y lo que es aún peor: medicarse de forma intermitente supone que emerjan nuevos grupos de virus, más resistentes a los fármacos. El estudio PACTA (Programa de Apoyo al Cumplimiento Terapéutico Antirretroviral), presentado ayer en Sevilla por el Gabinete de Estudios Sociológicos Bernard Krief, en el que han participado personas afectadas, médicos, enfermeras, farmacéuticos, grupos de apoyo y representantes de la Administración, pone de manifiesto las dificultades que los enfermos de sida tienen para seguir el tratamiento preventivo. El elevado número de pastillas que deben tomar (entre 10 y 15 diarias; en algunos casos hasta 20), las múltiples dosis y lo variadas que son, y las condiciones sociales en las que suelen vivir estos enfermos, son algunos de los datos más relevantes que se desprenden del estudio. Paradójicamente, los seropositivos dicen disponer de suficiente información, valoran "muy alto" el sistema asistencial, y consideran "bastante eficaz" la batería de fármacos que han de tomar; al mismo tiempo reconocen como "muy complicado" seguir el tratamiento. Asimismo, con PACTA se ha demostrado que muchos médicos ignoran lo que hacen los pacientes con los fármacos que reciben; de hecho, según el estudio, "bastantes pacientes engañan a su médico". Para paliar esta situación, Aureliana Segador, del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Reina Sofía de Córdoba, más de siete años atendiendo a seropositivos, no encuentra otra solución que "planificarle al paciente el tratamiento de acuerdo con las pautas de vida que tenga". Además reclama "todo el tiempo que sea necesario para atenderles". Un enfermo de sida le cuesta a la sanidad pública, por término medio, 500.000 pesetas al año; aunque hay médicos que lo explican de otra manera, y señalan que "cada año de vida ganado en estos pacientes no le supone al sistema más de 100.000 pesetas. De cara al futuro, los expertos creen que el número de fármacos se concentrarán en uno o dos, y el sida terminará siendo un enfermedad crónica asumida por la sociedad.

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