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Entrevista:

"El frente antinacionalista no lleva a ninguna parte"

Xosé Hermida

Un año después de haber asumido la secretaría general del Partido Socialista de Galicia (PSdeG-PSOE), Emilio Pérez Touriño ha apostado por un pacto con el Bloque Nacionalista Galego (BNG) luego de que su formación lograra mantener el tipo, contra pronóstico, en las elecciones municipales del 13-J. Pérez Touriño, de 50 años de edad, catedrático de Estructura Económica y secretario general de Infraestructuras en el Ministerio de Obras Públicas durante la etapa de José Borrell, cree que ha sido la política de enfrentamiento con el BNG que practicó su antecesor en la dirección de los socialistas gallegos, el alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, la que propició el ascenso del nacionalismo. A Vázquez le pide ahora lealtad con el partido. Además, asegura que el mejor modo de evitar la disgregación del Estado español es el diálogo con los nacionalistas y no la creación de frentes contra ellos.

Pregunta. Usted no quería un acuerdo de carácter general con el BNG, pero esto se le parece mucho.

Respuesta. En la campaña, el PP estuvo planteándonos posibles acuerdos y yo dejé muy claro que eso era inviable porque estamos en las antípodas de ellos y pretendemos ser una alternativa de Gobierno. También dije que queríamos ayuntamientos fuertes, con competencias, recursos y autonomía, y que los pactos los veríamos tras las elecciones, escuchando la voluntad de los ciudadanos, para constituir mayorías de progreso y contribuir a la gobernabilidad. Éstos han sido los temas que hemos concretado con el BNG, pero será en cada municipio donde los acuerdos de gestión y los programas tomen forma. Creo, por tanto, que se está manteniendo nuestro compromiso de campaña.

P. ¿La dirección federal no ha puesto reparos?

R. Yo hablé con Joaquín Almunia la mañana después de las elecciones y volví a hablar con él tras haber llegado al acuerdo con el BNG. La coincidencia de criterios es plena porque estamos haciendo lo razonable y lo que cabía esperar del PSdeG. Galicia necesita una profunda regeneración democrática: estamos en una situación en la que se tiende al partido único por el uso clientelar de fondos públicos, la creación por el PP de una Administración paralela y la falta de igualdad de oportunidades en las contrataciones con las instituciones públicas. En los ayuntamientos esa política toma una especial relevancia porque los municipios gallegos son los que tienen menor capacidad financiera de España. El construir ayuntamientos democráticos, transparentes y autonómos es uno de los grandes retos de la democracia en Galicia. En una serie de municipios los ciudadanos le han retirado la confianza mayoritaria al PP y nosotros, como segunda fuerza en estas elecciones, hemos de interpretar ese mandato.

P. ¿Ha hablado también con Francisco Vázquez?

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R. Le mandé un telegrama y le llamé para felicitarle por su triunfo en A Coruña, pero no hemos hablado de los pactos. Hay que recordar que en las elecciones autonómicas de 1997 [Vázquez era entonces el secretario general del PSdeG] perdimos por vez primera el liderazgo de la oposición y cedimos parte de nuestro espacio electoral a otro partido. El congreso celebrado el año pasado marcó el inicio de una nueva etapa, caracterizada por un compromiso socialdemócrata y galleguista, y todo el partido está unido en torno a esas ideas. Al compañero Vázquez, como al resto de los militantes, le pido lealtad y cooperación. Si alguien plantea un acercamiento al PP, debe decir con claridad que los socialistas renunciamos a gobernar, por ejemplo, en Santiago y Lugo. Eso sería un suicidio político. O, por decirlo con una frase un tanto gruesa, ¿pretenden que apoyemos a los señores del lino?

P. ¿La mayoría del partido apoya el acuerdo?

R. Desde luego, porque está en el corazón de nuestras propuestas y nuestro proyecto. En Galicia se ha ido configurando un mapa político tripolar y por no entenderlo así llegamos a la situación a la que llegamos. Pero estas elecciones han marcado la recuperación del PSdeG. Hay que recordar que el propio PSOE ha jugado un papel fundamental para tratar de comprometer al nacionalismo catalán y al vasco en la gobernabilidad del Estado. Felipe González, con el acierto que le caracteriza, lo supo ver con toda claridad en la anterior legislatura y él fue el principal y primer impulsor de los acuerdos con ellos. Durante años, el Partido Socialista de Euskadi logró que el PNV no participase en frentes nacionalistas y no se rompiese la sociedad. Eso hay que recuperarlo y nuestro acuerdo va en esa línea: queremos contribuir a la moderación política del BNG y atraerlo hacia el autonomismo constitucional. En este sentido, también se está contribuyendo a la construcción del Estado. Lo que no entiendo es que el PP critique este acuerdo sin sonrojarse porque ¿quién está gobernando en España con el apoyo de los nacionalistas?

P. Pero da la impresión de que dentro del PSOE hay una fractura sobre la cuestión territorial y que no tiene nada que ver lo que dicen usted o Pasqual Maragall con las propuestas de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, José Bono o hasta el propio González.

R. Existe una preocupación que yo comparto por la deriva que, arrastrados por los acontecimientos en el País Vasco, han ido tomando los nacionalismos. Mantener la cohesión y la solidaridad territoriales es básico para nosotros porque Galicia tiene una dependencia financiera de la Unión Europea y de España. Esa es la preocupación de Felipe, pero no resulta contradictoria con la política que ha hecho el PSOE de llegar a acuerdos con el nacionalismo catalán y el vasco. Hay que seguir por ahí, ya que crear un frente contra el nacionalismo no conduce a ningún lado y sólo produciría distorsión. Hay que intentar crear un marco democrático y de convivencia para construir España como la nación de naciones que es. En esto la sintonía con la dirección federal también es completa.

P. Está claro que del BNG les separa su distinta concepción sobre el modelo territorial de España. ¿Pero qué es lo que les une en este determinado momento?

R. Las diferencias son sustantivas. El BNG es una amalgama, un acordeón, como ellos mismos dicen, que se encoge y se estira y que, por tanto, tiene una elevada dosis de ambigüedad sobre muchas cuestiones. Pero ante los gallegos progresistas lo que nos une es esa causa común de debilitar la extraordinaria hegemonía del PP. Habrá quien dirá que eso es una política negativa, antipopulares. Pero de lo que se trata es de mostrar en los ayuntamientos una nueva forma de hacer política basada en la transparencia, la participación democrática y la autonomía local. Y esos son puntos de vista que compartimos.

P. ¿No teme que el PSdeG esté abrazando al oso que lo va a engullir?

R. Al contrario. Ignorar al nacionalismo y hacer un discurso en clave de nacionalismo español o localista ha sido uno de los factores que explican el declive del PSdeG en los últimos años y el riesgo de que quede en una posición subordinada respecto al BNG. Pretendo que los socialistas lideremos el proceso de cambio en Galicia.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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