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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La tele vota por el PP

Cada vez que hay elecciones se desata una tormenta política sobre el trato discriminatorio que las televisiones públicas, muy en particular TVE, aplican a los partidos de oposición. La novedad es que, por una vez, la Junta Electoral Central ha decidido advertir a la dirección de RTVE contra los criterios que viene aplicando. Lo hizo el pasado lunes, en respuesta a una reclamación del partido socialista, que se quejaba de que gran parte del tiempo dedicado a su actividad de campaña se ofrecía en los informativos de menor audiencia. Ayer reiteró la advertencia, recordando que debe existir un criterio de proporcionalidad en la adjudicación de tiempos. La Junta también resolvió atender la reclamación del PSOE contra la decisión de emitir por La2 una entrevista con la candidata Rosa Díez a la misma hora en que se retransmitía un partido de fútbol en La Primera. En vísperas de las anteriores elecciones, Miguel Ángel Rodríguez, que sería luego efímero secretario de Estado de Comunicación, llegó a sugerir la posibilidad de pedir la presencia de observadores extranjeros ante el riesgo de manipulación de los comicios desde los medios públicos. Hubiera sido una campanada. En su programa, el PP denunciaba la "beligerante orientación partidista" de la televisión de los socialistas y prometía respetar los principios de "objetividad, veracidad e imparcialidad" si ganaba las elecciones. Lo primero que hicieron fue despedir o marginar a todos los periodistas no adeptos o simplemente tibios, y hasta trascendió un documento interno en el que se pasaba lista. Con el nombramiento de López-Amor como director general de RTVE, Aznar rompió su promesa de no llevar a ese cargo a un militante del PP, pero su relevo por Cabanillas no ha corregido un milímetro el sectarismo de la televisión. El PP no inventó la manipulación, pero la ha llevado hasta límites nunca antes alcanzados (excepto por algunas cadenas autonómicas). Ni Calviño se habría atrevido a perpetrar programas como los hagiográficos de Aznar que hemos visto estos años con excusas diversas. Lejos de corregirse, la cosa se ha afilado con la proximidad de las primeras elecciones desde su llegada al poder: en cuanto Rosa Díez fue designada candidata desapareció de la pantalla por un tiempo. El pasado domingo, los informativos de TVE dedicaron a informaciones sobre el PP el doble de tiempo que a las relativas al PSOE, obligando a la Junta Electoral a intervenir por tercera vez en una semana: otro récord batido. Los socialistas denuncian que los telediarios han ignorado durante los últimos días los mítines en los que participa Felipe González. Si la razón fuera que no es candidato, lo mismo cabría decir de Aznar. En esta obscena exhibición que ha hecho de RTVE la televisión privada del PP, ¿a quién se le ocurriría la idea genial de programar la entrevista con Loyola de Palacio el jueves y con Rosa Díez ayer, miércoles, ambas a la misma hora? Mala suerte si el miércoles había otro partido. De fútbol.

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