Decenas de miles de personas recuerdan en Hong Kong la matanza de Tiananmen
Un estudiante que arrojó ayer al aire un puñado de octavillas de protesta en un extremo de la plaza de Tiananmen aportó en Pekín una solitaria muestra de disensión en el décimo aniversario del aplastamiento por el Ejército del movimiento prodemocrático de 1989. Sin embargo, en Hong Kong 70.000 personas acudieron a una vigilia con velas en recuerdo de los cientos, posiblemente miles, de manifestantes asesinados cuando las tropas y los carros de combate les dispararon la noche del 3 al 4 de junio. Ayer hizo una década.
En Pekín, la generación sucesora de los estudiantes que convirtieron la plaza de Tiananmen en un símbolo de libertad durante siete semanas de protestas acudían a sus clases y preparaban los exámenes. La mayoría parecía desinteresada en el aniversario. En otros lugares de China tampoco se produjeron informaciones sobre protestas ni señales de duelo público. La pasión estudiantil se ha concentrado en las últimas semanas en un nacionalismo agresivo tras el bombardeo por la OTAN de la Embajada china en Belgrado.La policía se arrojó sobre el joven que esparcía en la plaza sus pasquines vestido con una camiseta pro Tiananmen bajo un retrato gigante de Mao Zedong en la Puerta de la Paz Celestial.
Familias afligidas de las víctimas acudieron a los cementerios con flores blancas y vino de arroz. Algunos recordaron silenciosamente a los muertos en los hogares encendiendo velas.
El calor de Hong Kong
En Hong Kong, ayer por la noche, el calor húmedo del verano recordaba extrañamente el mismo calor de hace 10 años. Posiblemente la atmósfera que atrajo al Parque Victoria, lugar de las conmemoraciones anuales de la noche asesina del 3 al 4 de junio, a miles de personas de tres generaciones. O posiblemente fue la conciencia de que, de todo el territorio chino, solamente Hong Kong podía homenajear en público a las víctimas de la plaza de Tiananmen, y conmemorar así la libertad querida.Conscientes del importante dispositivo de seguridad que, durante varias semanas, ha sido desplegado al otro lado de la frontera para evitar que emerja o se organice un movimiento de celebración del 4 de junio, los habitantes de Hong Kong han querido manifestar, 10 años después, su voluntad de recordar. Sin embargo, el Gobierno de Hong Kong, que rechazó conceder el visado a los disidentes Wei Jingsheng y Wang Dan, hizo todo lo posible por banalizar este décimo aniversario.
"Somos más de 70.000", afirmaron, triunfantes, los líderes de la alianza de apoyo al movimiento democrático y patriótico chino, organizadores de la jornada. Una cifra que, esta vez, no ha sido desmentida por la policía territorial. Una fracción de los cientos de miles de personas que desde hace 10 años han salido a la calle para defender, en iniciativas poco habituales, al movimiento estudiantil. Esta vez han sido más de los que se esperaban, y casi el doble de los congregados en años precedentes.
Durante la tradicional reunión a la luz de las velas, el disidente y ex líder estudiantil de la plaza de Tiananmen Wang Dan, a quien se le prohibió la entrada en el territorio, se dirigió a la muchedumbre desde Estados Unidos, en conversación telefónica: "Nunca podrán callar nuestra voz".
La Alianza afirma en un manifiesto publicado con motivo del aniversario: "No tenemos miedo, tenemos la intención de batirnos hasta el final". Y añade: "Con el nuevo milenio, al pueblo chino le tocará su turno de vivir la marea de la democracia".
Junto al escenario central del Parque Victoria se leía en caracteres chinos: "Los mártires de la democracia nunca morirán". Un dibujo de un hombre solo, desarmado y desafiante frente a una columna de tanques -símbolo de las protestas de Tiananmen-, adornaba uno de los lados del parque.
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