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"Trobades"

ADOLF BELTRAN Si uno quiere ver en directo un movimiento social, sólo tiene que acercarse a una de esas fiestas. El ritual laico de la escuela en valenciano hace una demostración de masas cada primavera en sus trobades comarcales, donde decenas de miles de personas celebran la vigencia de una lengua y de una cultura. Sin crispaciones, con una ingenuidad lúdica e infantil, se apuesta en ellas por un futuro de normalidad desde la escenificación del trecho de normalidad que ya se ha conquistado. Movimiento, en cierta manera. por los derechos civiles, donde conviven posiciones políticas e ideológicas muy diferentes, fue un gran acierto de sus impulsores, hace ya más de una década, estructurarlo a partir de la base. El aula, el claustro de profesores y la asociación de padres y madres de alumnos son los ámbitos donde tiene plantadas sus raíces. Choca su aroma civilizado con las estridencias políticas a las que parecemos condenados los valencianos. Tal vez por eso desde ciertos sectores lo pretenden invisible. Miran hacia otro lado para no reconocerlo en su conjunto y lo combaten minuciosamente en cada plaza. Como en Catarroja, ahora mismo, donde el alcalde emplaza a la Consejería de Educación para que ésta desmonte lo que, a todas luces, es una ampliación de la mancha de aceite de una enseñanza viva en la lengua del país. Ocurre en Catarroja, y ha ocurrido y ocurrirá en muchos otros pueblos y ciudades. Se ofrece un servicio público, se hace una oferta de docencia en valenciano (queda muy bien la Administración al presentarla a la prensa) y, cuando encuentra acogida, se pone en marcha todo el engranaje. Al director del colegio público Jaume I El Conqueridor le presionan desde el departamento de Educación para que "constate" que no han sido engañados los padres que han matriculado a sus hijos en el programa de enseñanza en valenciano. El programa oculto del PP no puede permitir que la demanda crezca sin coste, sin resistencia, sin el pago de un peaje por el simple ejercicio de un derecho. Cualquier avance ha de implicar un "incidente". Esa es la consigna.

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