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Reportaje:

Lisboa cuida al español

La capital lusa lanza una campaña de buen trato a los turistas que provoca la ira de los chovinistas

Pese a los recelos históricos y las previsibles críticas a las invasiones de Portugal, el Ayuntamiento de Lisboa ha decidido ofrecer su ciudad a los turistas españoles en Semana Santa. Con una determinación sin precedentes, el Ayuntamiento y la Asociación de Turismo de Lisboa lanzaron ayer una campaña de bienvenida a los españoles que puede provocar alguna polémica.Las calles de la decadente y melancólica Lisboa, uno de los destinos preferidos de los españoles en Pascua, amanecieron empapeladas con carteles publicitarios con la siguiente inscripción en castellano: "En esta Semana Santa, les ofrecemos nuestra ciudad". La iniciativa se acompaña con "una modesta campaña de sensibilización" entre hoteleros, restauradores y comerciantes para mejorar el trato a los españoles, que desbordan la capital lusa en estas fechas.

El concejal y presidente de la Asociación de Turismo, el comunista Vítor Costa, explica que "esta campaña supone un gesto con nuestros vecinos y hermanos, que constituyen un mercado importantísimo para el turismo que, además, queremos recuperar e impulsar tras la Exposición Universal del año pasado". "Estimamos", dice, "que más de 500.000 españoles visitan Lisboa cada año, y queremos tratarlos como si formaran parte del turismo nacional".

Costa reconoce que la iniciativa es "muy modesta", pero demuestra la buena voluntad de los gobernantes de la ciudad: "Está prevista la emisión por radio de algunos bloques informativos en español. Hemos editado una guía de la ciudad, hasta ahora sólo en inglés, y estará a la venta otra con los comercios tradicionales de Lisboa. Los visitantes podrán adquirir una tarjeta (Lisboa-card) en el aeropuerto y otros centros de turismo que les permitirá usar todos los transportes y entrar en casi veinte museos".

Por desgracia, y como ya ocurriera el año pasado, la huelga prevista para estos días por los funcionarios de monumentos nacionales, palacios y museos impedirá (si no hay cambio de planes) el aprovechamiento de esa tarjeta, un lamentable contratiempo cuya responsabilidad está fuera del alcance de los responsables municipales. Por tanto, los visitantes pueden leer los periódicos e informarse del asunto. Si no pueden visitar las joyas arquitectónicas, Lisboa y sus alrededores tienen reservadas otras sorpresas. Sus deliciosos rincones, sus playas y su gastronomía no defraudan.

Los responsables municipales, con el alcalde João Soares a la cabeza, no tienen dudas sobre esta audaz campaña, que ha provocado las protestas en los sectores más rancios del antiespañolismo. Ya han surgido las primeras críticas. El diario ultranacionalista O Dia dedicaba recientemente una esperada pieza al asunto: "El Ayuntamiento decidió brindar a nuestros visitantes una idea tan original como humillante para los portugueses. Está en marcha una nueva "invasión" española, pero esta vez con el beneplácito de las autoridades portuguesas (...) La "invasión" está escrita entre comillas porque en el fondo, muy en el fondo, no es una invasión. Ellos ya están aquí".

El texto no tiene desperdicio: "El Ayuntamiento lisboeta, siempre brillante en ideas, decidió colocar 24.180 carteles de publicidad exterior, donde se da la bienvenida a los españoles. Hasta aquí, todo bien. El problema es que esos carteles están escritos en castellano. (...) Al margen del inconveniente obvio que supone circular por las calles de Lisboa y oír hablar en castellano a gritos, existe el riesgo de tropezar con alguno de estos carteles que, disculpen la sinceridad, pueden ser considerados como ofensivos por cualquier ciudadano portugués, que puede quedar chocado con esta iniciativa". Y acaba: "Sólo espero que los españoles no se tomen al pie de la letra el eslogan ("Les ofrecemos nuestra ciudad") y piensen que la ciudad es de ellos. Ya es suficientemente malo despertarse a veces y pensar que se llevaron el país, sin robarnos la independencia"

El concejal Costa prefiere dejar al margen estos comentarios: "La Expo sirvió para mejorar nuestra imagen y ahora queremos seguir impulsando estas áreas. Ya tenemos en marcha nuevos proyectos, como el Festival de los Océanos, que en agosto animará el recinto de la antigua Expo con espectáculos y actividades culturales".

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