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La crisis de la UGT malagueña se salda con bajas de afiliados críticos

La crisis que hace un año atravesó la UGT malagueña sigue dando coletazos. En los últimos seis meses, un número importante de afiliados de la Federación de Servicios Públicos (FSP), la de mayor peso dentro del sindicato, se ha dado de baja. El secretario de la FSP, Francisco Povedano, reconoce cerca de 350 deserciones, aunque los críticos, ahora ex-ugetistas, estiman que los que han abandonado la organización suman más de 1.000. Cifras aparte, lo cierto es que todas las bajas se concentran en las secciones sindicales de la FSP que se enfrentaron a Povedano durante los meses previos al congreso celebrado el verano pasado en el que se renovó la ejecutiva provincial: ayuntamiento de Marbella, Correos, Inem y Justicia. El goteo de bajas voluntarias ha sido constante. Unos han dejado la UGT para formar un nuevo sindicato, otros se han integrado en organizaciones ya existentes y los demás han participado en elecciones sindicales como independientes. Aunque el secretario provincial de la central, Esteban Delgado, ha intentado quitar hierro al asunto porque "son pocos y algunos volverán", el coste para el sindicato es evidente. UGT no sólo ha perdido afiliados, sino también terreno frente a otras organizaciones obreras: tras las últimas elecciones sindicales, ha desaparecido del ayuntamiento de Marbella, del comité de empresa del Inem y de la junta de personal de Justicia. En correos mantiene representación, pero ha caído espectacularmente. Povedano resta importancia a la situación porque "las bajas sólo representan el 5%" de los 7.000 afiliados de la federación y porque los comicios de Marbella y los de Justicia están impugnados.

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