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Clinton dice en Guatemala que el apoyo de EEUU a la represión fue un error

No se atrevió a pedir perdón en Nicaragua ni en El Salvador. Pero Bill Clinton no dudó en afirmar ayer en Guatemala que el apoyo dado en el pasado por Estados Unidos a la represión en ese país centroamericano fue "un error que no debe volver a repetirse". El presidente norteamericano hizo ayer acto de contricción durante una mesa redonda sobre el reciente informe de la ONU que ha culpado al Ejército guatemalteco de una larga historia de represión.

"Para Estados Unidos, es importante que yo afirme claramente que el apoyo a las fuerzas militares y a las unidades de inteligencia involucradas en la violencia y en una amplia represión (...) fue un error que Estados Unidos no debe volver a repetir. Al contrario, debemos apoyar la paz y el proceso de reconciliación en Guatemala, y así lo haremos", declaró Clinton en la mesa redonda celebrada en la capital guatemalteca sobre los esfuerzos para la paz en ese país y el informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH) patrocinada por Naciones Unidas. La CEH hizo públicas el pasado 25 de febrero sus conclusiones, en las que acusaba al Ejército de Guatemala de haber cometido un genocidio planificado contra el pueblo maya.Clinton destacó que el apoyo que el Gobierno de Guatemala había dado a la CEH mostraba "hasta qué punto ha evolucionado Guatemala para superar el doloroso periodo" del pasado. El presidente norteamericano también hizo constar que su país contribuyó a financiar los trabajos de la CEH y sacó a la luz miles de documentos secretos relacionados con la represión en Centroamérica. "Expreso mi más profundo respeto por las víctimas y sus familias, que tuvieron el valor de testificar [ante la CEH] y por el valor de toda la nación para hacer la paz con su pasado y mirar hacia el futuro", agregó Clinton.

El presidente de EEUU había sido recibido poco antes en Guatemala con protestas de manifestantes que corearon consignas contra la CIA por su implicación en la guerra que devastó al país durante 36 años, hasta la firma de los acuerdos de paz en diciembre de 1996.

Pero, para Estados Unidos, la repatriación de los aproximadamente 700.000 centroamericanos indocumentados que viven su territorio sigue siendo un dilema. La deportación masiva aumentaría la delincuencia y tendría efectos sociales, políticos y económicos calamitosos en los empobrecidos países de origen: causaría estragos tan graves como los ocasionados por el huracán Mitch.

En estos términos fueron planteados a Clinton ayer en San Salvador los temores de América Central a las expulsiones de braceros ilegales."Sería dramático para la estabilidad", le dijo a Clinton el presidente salvadoreño, Armando Calderón Sol. América Central pidió una amnistía para su gente que trabaja en los andamios del Norte. El principal problema de El Salvador con EEUU es de carácter migratorio, y esto es así porque el dinero enviado por el más de un millón de compatriotas expulsados hacia el Norte por la guerra civil (1980-1992) o el hambre apuntala sus finanzas públicas con 1.285 millones de dólares anuales (casi 200.000 millones de pesetas).

La diáspora centroaméricana en EEUU ha ayudado a cuadrar las cuentas nacionales centroamericanas con más de 2.600 millones de dólares. Son 350.000 nicaragüenses, que aportan 250 millones de dólares; millón y medio de guatemaltecos, que envían 500 millones, y 600.000 hondureños, con remesas de 600 millones.

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En un discurso ante el Parlamento salvadoreño, Clinton aseguró ayer que va a trabajar "con el Congreso para redactar una ley equitativa y no discriminatoria".

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