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Llevar agua del Noguera Pallaresa a Barcelona es más barato que hacerlo del Ródano y del Ebro Un ingeniero diseña un trasvase para dar agua a la región metropolitana y a los regantes

El déficit de agua de las cuencas centrales de Cataluña, Barcelona y su entorno es cíclico, según todos los estudios hidrológicos. Esto significa que en años de lluvia el abastecimiento está asegurado, pero que habrá años de sequía y que, cuando se producen dos seguidos, la falta de agua está asegurada. Para solucionar este problema, que afecta a tres millones de ciudadanos, las autoridades han trabajado con la hipótesis de un trasvase, sea del Ródano o del Ebro. Desde hace unos meses, se dispone de una tercera vía: el Noguera Pallaresa, donde hay agua suficiente para abastecer a Barcelona y, de paso, suministrar más agua para riego a las comarcas de Lleida. El precio de esta solución es un tercio más barato que el trasvase del Ródano y cuesta la mitad que traer agua del Ebro, afirma su autor, Lluís Graus.

Lluís Graus (Golmés, 1931) es ingeniero de Caminos y ha trabajado toda su vida en relación con conducciones acuíferas, desde que en 1964 se incorporara a la Confederación Hidrográfica del Ebro. Ha dirigido el trasvase del Ter a Barcelona y ha sido director de explotación de varios pantanos, además de haber diseñado proyectos relacionados con la materia. Graus parte de los estudios efectuados por la Dirección de Obras Hidráulicas, del Ministerio de Fomento, y de las estimaciones de las necesidades de consumo doméstico e industrial en el área de Barcelona, cifradas en unos 225 hectómetros cúbicos al año para el 2012, aunque en estos momentos está en torno a los 110 hectómetros cúbicos. Para cubrir el déficit, Graus analiza las posibilidades que ofrecen el Ebro y el Noguera y, finalmente, alude al Ródano. 225 hectómetros Los excedentes medios de agua del Ebro, explica Graus, han sido evaluados en 6.237 hectómetros cúbicos anuales. Así que es posible trasvasar 225 hectómetros a las cuencas centrales de Cataluña y aún sobraría agua para destinar, como se pretende, otros 760 hectómetros cúbicos a Levante. La detracción de la misma cantidad (225 hm3) desde el pantano de Talarn tampoco afectaría a la demanda hídrica en la cuenca inferior del Noguera, salvo en lo referente al consumo hidroeléctrico, afirma Graus. Pero, habiendo agua disponible en ambas cuencas, la inversión necesaria en uno y otro caso no es la misma. La solución del Ebro supondría una inversión mínima de 75.000 millones de pesetas; la del Noguera no alcanzaría los 55.000 millones. El precio medio del metro cúbico transferido sería de 25 pesetas para el agua del Ebro y de 21 para la del Noguera Pallaresa. A estos aspectos hay que añadir que la opción del Noguera presenta otras ventajas: la primera, la calidad de las aguas, factor especialmente relevante si se tiene en cuenta que se pretende lograr agua de boca; además, el consumo del Noguera no interfiere en las necesidades del río Segre. La potabilización final es también más cara en el caso del agua del Ebro (10 pesetas por metro cúbico) que en el del Noguera (4 pesetas). El transporte es también más caro desde el sur ya que hay un coste adicional de bombeo estimado en seis pesetas el metro cúbico. El resultado de la estimación de costes es que el agua del Ebro terminaría costando 44,54 pesetas, mientras que la del Noguera, de mayor calidad, tendría un coste final de 27,53 pesetas. Pero, ¿de verdad hay en el Noguera agua suficiente? Los datos oficiales con los que trabaja Graus indican que sí. La aportación media del Segre es de 1.200 hectómetros cúbicos y la del Noguera de 1.600. La demanda comprometida para agua de ambas cuencas es de 950 hectómetros cúbicos al año. Se pueden estimar las necesidades para riego intensivo del canal Segarra-Garrigues (50.000 hectáreas) y otra zona equivalente en extensión de riego de apoyo, lo que supone una cantidad de 475 hectómetros cúbicos anuales, que dejan capacidad más que suficiente para abastecer a Barcelona desde el Noguera, garantizando de paso el agua a la zona de Segarra-Garrigues gracias a una aportación desde el Noguera al pantano de Rialb. Barcelona pagaría esta agua a 15 pesetas el metro cúbico, dinero que serviría para pagar el trasvase que beneficiaría a los agricultores y, también, para su mantenimiento. La toma de agua se haría en el pantano de Camarasa, y la conducción de 100 kilómetros desde Rialb llegaría a Piera. Para Barcelona, esto tendría dos ventajas añadidas: garantizar un suministro múltiple, que permitiría llevar agua a la ciudad en caso de un incidente en uno de los puntos (Cardedeu en el norte y Piera en el sur); y, dada la mayor cota del agua del Noguera, se podría lograr que llegara a Piera a 150 metros de nivel, el mismo que tiene la zona de Cardedeu, lo que permitiría intercambios entre ambas suministradoras. Los costes totales de esta operación, incluidas las conducciones de riego, no superarían los 200.000 millones, muy lejos del más de medio billón estimativo del trasvase del Ródano, que debe cubrir 316 kilómetros frente al centenar del Noguera.

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