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TOPONIMIA

Tintín y "Milú" viajan al país de los madrileños

Tintín y Milú tendrán una calle en Madrid. Tal es el propósito del gobierno municipal, que a través de Juan Antonio Gómez-Angulo, responsable del área de Cultura, lo trasladará a un próximo pleno. De esta forma, el callejero de la ciudad incorporará dos de los personajes creados por el dibujante belga Georges Rémy, Hergé, que más han influido en niños y adolescentes, a quienes brindan desde hace 70 años una aventura incesante.

El joven reportero Tintín y su perrito foxterrier Milú pronto darán nombre a una calle madrileña. Su aventura hasta encaramarse al callejero de la ciudad comenzó en Madrid a finales de los años cincuenta, cuando la editorial Juventud inició en Madrid y Barcelona la edición de la obra gráfica de Hergé. Desde entonces, miles de madrileños de todas las edades, desde niños y adolescentes hasta gentes maduras, de corazón tan transparente como el perfil de sus dibujos, viajaron con ellos para hacerse una idea del universo: el que las viñetas mostraban con trazo sencillo y narraciones anudadas a un relato elaborado y sorprendente, siempre interesante. El viaje del reportero adolescente y su juicioso compañero animal culminará en una vía pública recién abierta de uno de los barrios periféricos creados en la ciudad, presumiblemente el de Hortaleza. Con esta medida, los personajes nacidos del ilustrador trotamundos belga Hergé (1907-1983) compartirán la toponimia madrileña con reyes, santos, espadones y próceres, al modo de cada una de sus innumerables aventuras librescas, de las que se han editado hasta hoy más de 150 millones de copias, traducidas a 40 idiomas. Tintín, de quien el general Charles de Gaulle, presidente de la V República Francesa, dijera en su día que "él es mi único rival", cobró fama nacional en Bélgica después de que Georges Rémy lo alumbrara un 10 de enero de 1929, como personaje humorístico de una viñeta publicada en una revista católica. Luego vino su extensión por Francia y Europa toda, donde millones de lectores se identificaban con las vicisitudes del muchacho burgués y resuelto, algo retro en sus comienzos, pero siempre amistoso, cargado de ingenio práctico como el que predicó Baden Powell, creador de los boys scouts y del escultismo, por el que Hergé sintió siempre admiración y afecto.Julio Peñas, tintinólogo madrileño, se felicita por el hecho de que su personaje favorito y su perro, "animal reflexivo donde los haya, que piensa y habla a su manera", den nombre a una calle de Madrid. "Seguro que la Castafiore, su presunto amante secreto, el capitán Archibald Haddock, y el profesor Tornasol, despistado hombre de ciencia, aparecen cualquier día por Hortaleza", bromea Peñas.

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