Información y conocimiento

Un día, usted se levanta de la cama y ve cómo su mujer (o su marido) ha hecho las maletas. Al cabo de un rato, las coge, abre la puerta y le dice: "Me voy a Brasil". Usted, que por lo general no es muy rápido de reflejos, escucha el portazo y se queda solo. Más tarde piensa: "¿Por qué habrá tomado esa decisión? ¿Cuál habrá sido el proceso? ¿Le estará esperando alguien allí? ¿Soy yo el responsable de su marcha?". Luego, interesado-a por su futuro, ya que aún no ha tenido tiempo de dejar de querer a esa persona, reflexionará: "¿Le irá bien por allí? ¿Cómo será su nueva vida?". Por último deseará: "Ojalá haya sido una buena decisión". Quizá este-a marido-esposa nos parezca un tanto conformista, pero es alguien que ha sido informado, de manera que ya no se puede quejar de la vulneración de su derecho a la información.Comparen este caso con cualquier noticia que, venida hasta nosotros a través de televisiones, radios o periódicos, nos dice que tal o cual grupo de poder (o con poder, que lo mismo es) ha tomado una determinación que seguramente nos afectará. Nos han informado, pero sólo parcialmente, porque no nos han dicho cuáles son las seguras causas o motivos de esa postura, no nos han prevenido de los posibles efectos que llevará consigo ni nos han aleccionado para poder entenderlo en buena parte de los casos. Pero desear esto que nos esconden o manipulan, señoras y señores, ya sería pretender conocimiento y/o teoría, susceptible de críticas y remodelaciones; en otras palabras: empacho de saber. Pero no se preocupen, porque seguro que seguiremos, hasta un lejano futuro, haciendo bien la digestión.-