David dio clase a Goliat
El Portland San Antonio derriba al Barcelona tras conseguir un parcial de 8-0
La fe hizo volar al San Antonio. Tras derrotar durante el último mes a dos gigantes en la Copa de Europa (Celje esloveno y Kiel alemán), el equipo navarro tumbó al Barcelona, el Goliat, a pesar de perder por cuatro goles en el descanso. La trayectoria esta temporada del San Antonio,que logró ayer un parcial de 8-0, es una sucesión de hazañas. "Somos un equipo de veteranos, y muchos pensaban que sólo íbamos a aguantar veinte minutos antes de ser barridos por el Barça. Pero la constancia, la fe y la inteligencia nos han permitido romper todos sus esquemas defensivos", resumió Zupo Ekisoaín, el entrenador del campeón. Su colega Valero Rivera ya lo había advertido antes, en el hotel: "Someter a los jugadores a este estrés de disputar tres partidos en cuatro días y los dos últimos en veinte horas es una barbaridad. La Copa del Rey tendría que ser como siempre, con eliminatorias a dos partidos".
PORTLAND 32- BARCELONA 29
Portland San Antonio: Norklit; Barbeito (6, uno de penalti), Villaldea (12, cinco de p.), Kisselev, Errekondo (4), Martín (6), Mainer (2) -equipo inicial-, Olalla (1), Jaúregui (1), Bartolomé, Ambros y J.C. Fernández. Excluídos: Errekondo y Norklit.Barcelona: Svensson; Masip (6, dos de p.), Cavar (2, uno de p.), O"Callaghan, Dedu (7), Garralda (5), Ortega (3) -equipo inicial-, Guijosa (2), Urdangarín (4), Shepkin, Soler y Barrufet. Excluídos: Dedu (2), Soler y Shepkin. Árbitros: Cristina Fernández y Ángel Permuy. Marcador cada cinco minutos: 2-4, 5-5, 8-9, 11-12, 12-15, 13-17 (descanso), 16-18, 19-21, 23-21, 25-23, 27-25 y 32-29. Pabellón Pisuerga de Valladolid; 3.000 espectadores. Caja Cantabria, 31; Prosesa, 24, para el tercer puesto.
Quizá esté ahí la clave de las dos derrotas recientes de los azulgrana (la otra fue ante el Prosesa Ademar en la Copa Asobal): pocos dudan de que el Barcelona es el mejor equipo del mundo, pero el precio de la mercadotecnia y de los intentos de popularizar el balonmano le obligan a demostrarlo con un enorme desgaste físico y mental. Triunfar cuando el próximo partido se empieza a preparar inmediatamente después de terminado el anterior requiere una virtud especial. El San Antonio la exhibió; el Barça, no.
Sin embargo, el desarrollo de la primera parte indicaba justo lo contrario. Cada paradón del sueco Svensson propiciaba el típico contraataque letal de los azulgrana; en el otro bando, Kisselev y Errekondo traducían en gol buenas combinaciones, pero su defensa era horradada una y otra vez. Las instrucciones de Equisoaín en el descanso se resumen así: "Bien en ataque, mal en defensa y hay que mejorar en la portería. Sobre todo, tener fe".
Vaya si la tuvieron. A pesar de que las paradas a bocajarro de Svensson, que tiene 30 años, nos recordaban su gomosa constitución y parecían convertir la remontada en algo utópico, su colega Norklit, danés, fue capaz de ponerse a la misma altura y de suplir con la máxima dignidad al ausente -por accidente de coche- Buligan, el carismático rumano que es una leyenda en activo. Rivera intentaba la defensa en 6-0, en 5-1 o incluso con dos hombres adelantados, pero todo era inútil: con el maestro Kisselev en posesión de la batuta, Villaldea, Martín y Barbeito encontraban siempre un hueco y conseguían ese 8-0 parcial que obliga a bucear en las hemerotecas para saber si es un récord. Goliat ya estaba en el suelo: 25-21.
Bajo la consciencia de que el Barça es capaz de remontar dos goles en un santiamén, los dos últimos minutos fueron dramáticos. Un rifirrafe entre Norklit y Dedu provocó la exclusión de ambos y la entrada en pista del juvenil Jesús Carlos Fernández en el momento más caliente de la temporada. Pero el San Antonio aguantó y Villaldea (elegido como el mejor jugador) cortó la cabeza del gigante en un día memorable también por otra razón: Cristina Fernández es la primera mujer que arbitra una final de cualquier deporte de equipo en España. Y de todo ello, el balonmano salió ganando.