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Tyson se vuelve a derrumbar entre deudas y condenas

El boxeador regresa a la cárcel tras su reciente reaparición

Mike Tyson, de 32 años, puede dar por perdida su carrera deportiva y sigue siendo un ejemplo paradigmático de la brutalidad del boxeo. El ex campeón mundial de los pesos pesados y el púgil más carismático por su potencia de la historia reciente, fue sentenciado el viernes a un año de cárcel por una pelea de tráfico. No sirvió que clamara comprensión al juez porque de lo contrario su vida profesional estaría "acabada". Tras oir a varios testigos -su esposa y, curiosamente, hasta las víctimas del boxeador- decir que Tyson no merece la condena porque tiene un alma noble, el juez Stephen Johnson, de Montgomery (Maryland) respondió con un golpe argumental demoledor: "Esta corte no puede mirar en el alma de Mike Tyson". Al juez le bastó con echar un vistazo al largo expediente criminal del púgil, cuya puntilla es el ataque a dos personas en plena calle. Los antecedentes del hecho resultaron más implacables que sus golpes. El historial delictivo de Tyson comenzó en su barrio natal de Nueva York, el Bronx. Desde los nueve años acumula siete causas criminales, una condena por violación (de la que Tyson permanecía en libertad condicional), y dos mordiscos en la oreja de Evander Holyfield, durante un combate. La última sentencia lo condena por golpear a un anestesista de 62 años y a un abogado laboralista de 50, tras un pequeño accidente de tráfico en agosto pasado. El juez Johnson describió con horror la última acción del que se autodenominó como "el hombre más malo del mundo": "Fue un ataque potencialmente letal. Golpeó a dos personas inocentes cuando pesa sobre él una condena por violación. No eran dos personas jóvenes y fuertes. Y las armas que utilizó fueron las manos y los pies de un profesional".

Tyson no sólo se ha precipitado en una espiral de violencia difícil de contener. Con el último combate contra el surafricano Botha ganó 1.500 millones de pesestas, pero evidenciando que ya no es el que era. Y lo más grave es que necesitaría más peleas como esa para cubrir sus más de 3.000 millones de deudas, entre impuestos, pagos a su ex entrenador y otros.

Un círculo sombrío comienza a cerrarse en torno a Tyson. Si sus abogados apelan la sentencia, podría pelear el próximo 24 de abril en Las Vegas, contra un rival aún por decidir. Pero la apelación supondría un juicio seguro, y un alejamiento del cuadrilátero sin éxito cierto. Y en caso de confirmarse la nueva sentencia, la condena podría subir hasta los 20 años de prisión. Su promotor, Shelly Finkel, es claro: "Un alejamiento del cuadrilátero sería una sentencia de muerte para él". Lo que parece claro es que Tyson sigue poniendo al boxeo en su punto de brutalidad.

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