_
_
_
_
_

El moderno inventor del azulejo

María Fabra

"Obras, estilos y personalidades son irrepetibles". El estudio del sistema ornamental de la cerámica de L"Alcora partió con la idea de evitar generalizaciones. Así, la doctora en Bellas Artes Elvira Gual, ha indagado en el sistema ornamental creado en la primera escuela de Fontainebleau -manierista, refinado y erudito- para luego comprender su transmisión, adaptación y asimilación en el estilo de la producción de cerámica de L"Alcora, con el comúnmente conocido como género Berain. Pero, pese a todas las coincidencias halladas, la provincia de Castellón contó con la peculiaridad y casi exclusiva personalidad del conde de Aranda, su visión de futuro y la creación de la fábrica que llevó su nombre, creada en 1727, y que significó el nacimiento del principal sector industrial de la provincia de Castellón. El libro, editado por la Diputación de Castellón y la Universitat Jaume I, supone la última aportación al estudio de los orígenes del diseño cerámico y, sin perder de vista el eje fundamenal de la obra, el sistema de ornamentación abarca también un repaso por las especiales circunstancias sociales, culturales, económicas y políticas que rondaron el nacimiento de la cerámica castellonense y su similitud con las vividas en Francia en el siglo XVI. Tal como relata la autora, la diferencia sustancial entre las producciones de Fontainebleau y L"Alcora es que mientras que en la primera el fin único es el del uso y disfrute, de autoabastecimiento y ostentación de carácter interno, en el segundo, el fin es comercial. Don Buenaventura Pedro de Alcántara, el conde de Aranda, empeñó dinero y ciencia en la creación de la fábrica, a la que quiso dotar de los medios que fueran necesarios "sin tener ninguna necesidad de hacerlo, dados sus privilegios", dice Elvira Gual. La inversión económica en la construcción de un edificio, la compra de maquinaria y materias primas que hubo de importar, la inversión en investigación y pruebas para mejorar la producción, la contratación de artistas y técnicos especializados, tanto extranjeros como españoles, son motivos más que suficientes para ser calificado como un hombre con "visión de futuro". Más aún cuando, en pleno siglo XVIII, en España no existía ningún particular que acometiera estas empresas. "Nuestro noble no necesitaba conseguir poder o influencia social y por ello afirmamos que su mérito es mayor, no por el hecho de ser noble, sino porque como tal no necesitaba acometer tal empresa", dice el texto. La creación, en la fábrica, de una escuela para enseñar dibujo y la estructura de los órganos de dirección, con un director artístico y otro económico, fueron otras de las iniciativas del conde que se han seguido aplicando a lo largo de la historia de la producción cerámica. Pero su revolución no acabó aquí. La concesión de la Real Cédula de Exenciones y Franquicias, otorgada por el rey, requería la creación del mejor producto, con la porcelana de Oriente como competidor. Y el conde consiguió que parte de sus privilegios económicos se extendieran a productores y trabajadores. "Entre las iniciativas del conde podemos encontrar muchas lecciones", señala Gual. Así, el conde solicitó la creación de una licenciatura en diseño industrial cerámico para "seguir avanzando". El estudio realiza un somero análisis en lo que se refiere a las semejanzas tipológicas existentes entre la producción de Fontainebleau y L"Alcora. Entre ellas destaca la permanencia de motivos ornamentales como grutescos, guinaldas, hermes, cueros y mascarones. La investigación ha servido, además, para enumerar una serie de coincidencias en las circunstancias que rodearon ambas producciones. Al margen de las características artísticas, el nacimiento de ambas coincide con el despegue de la sociedad como nación y su configuración como Estado. En Francia se inició en el siglo XVI, mientras que en España la unión no se produjo hasta el siglo XVIII, en el que nació la Fábrica del Conde de Aranda.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_