_
_
_
_
_
Entrevista:

SEVERINO PEÑA "PADRE" DEL MONTAÑISMO VASCO "Prefiero el deporte tranquilo al de competición"

El pasado 8 de noviembre cumplió 91 años. Es Severino Peña, Shebe, el último de los padres del montañismo vasco de cuya conversación aún se puede disfrutar. Historias no le faltan a este hombre que se ha convertido en el patriarca, tras el fallecimiento de históricos como Antxon Bandrés, Andrés Espinosa o Ángel Sopeña. Juntos pusieron en marcha, con medio siglo de retraso respecto al resto de Europa, una actividad inicialmente destinada a "impulsar la exploración de nuestros montes y caminos, además de velar por la integridad del paisaje". Un planteamiento del más puro estilo ecologista. Curiosamente, el ánimo para ascender a cumbres por puro placer había entrado por la ría bilbaína, al igual que el fútbol o el boxeo, procedentes de las islas británicas. Ahora, este tolosarra afincado en Bilbao se recupera en su localidad natal de una enfermedad que le ha restado parte del carácter jovial e inquieto del que ha hecho gala toda su vida. Él lo sabe y por ello cierra así la conversación: "Ahora estoy todavía recuperándome, pero puede llamarme en otra ocasión y podremos seguir hablando". Peña tiene en su palmarés más de 30 cumbres pirenaicas, nueve ascensiones al Mont Blanc y cuatro al Kilimanjaro, el techo de África, la última hace tan sólo cuatro años. Pregunta. En sus inicios usted era un deportista multidisciplinar. ¿Qué le llevó a centrarse en la montaña? Respuesta. En el año 27 me nombraron delegado de la federación de montaña para Tolosa. Logré más de 200 federados, me metí en el ambiente y ya no he podido salir de él. P. Parece que la propuesta de los concursos de montañas promovida por Antxon Bandrés fue el germen del montañismo vasco. R. Desde luego ayudó, aunque luego se convirtió incluso en un problema, pues había un exceso de competitividad. De todos modos, sí que creo que esa iniciativa nacida en el Ganekogorta fue el inicio de lo que culminó con la creación diez años más tarde de la Federación Vasco-Navarra de Alpinismo, en mayo de 1924 en la plaza de Elgeta. P. Supongo que sería muy complicado practicar montañismo en una época en la que no dispondrían ni de mapas. R. Aquello era increíble. Unicamente teníamos el mapa Michelin de carreteras. A veces señalaba un monte junto a una pista. Lo primero era ir hasta allí y tratar de encontrarlo, pues a menudo estaba mal situado en el mapa o ni siquiera aparecía el nombre. Menos mal que gracias al euskera podíamos preguntar a los caseros, que se quedaban muy sorprendidos cuando les decíamos que íbamos al monte simplemente por placer. P. ¿Para qué sirve la montaña? R. Ayuda a fortalecer la voluntad y a conocer los límites de cada uno. En mi caso me ha proporcionado también muchas amistades, que en la montaña siempre son más profundas. Además aporta salud, ya que obliga a estar activo continuamente y a tratar de evitar los excesos. P. Con 87 años realizó su última ascensión al Kilimanjaro. ¿Cómo ha conseguido mantenerse en plena forma? R. Lo del Kilimanjaro fue normal, pues yo ya había subido en otras tres ocasiones hasta su cráter. Creo que desde muy pequeño estoy educado para mantenerme en forma. Siempre me he cuidado mucho en las comidas y bebidas, sin abusar. Supongo que eso, unido a la actividad constante, ayuda. P. ¿Qué consejos daría a aquellos que se acercan a la montaña? R. Que tengan bien claros sus objetivos y traten de alcanzarlos sin prisa, preparándose bien. Sigo prefiriendo la montaña tranquila a aquella que sólo busca la competición.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_