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Los últimos dirigentes jemeres rojos arriesgan un juicio por genocidio

La organización estadounidense de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch declaró ayer que los dos dirigentes de los jemeres rojos que el sábado se rindieron al Gobierno de Camboya deben ser arrestados y juzgados por genocidio antes de establecer ningún tipo de discusión en torno a una reconciliación nacional. El ex jefe de Estado Khieu Shamphan y el ideólogo Nuon Chea son considerados responsables de la muerte o desaparición de cerca de dos millones de personas durante el sangriento tiempo que gobernó el Jemer Rojo.

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"Algunos responsables gubernamentales camboyanos han dado señales equívocas acerca de cómo se debe tratar a los dos renegados desde el momento en que el primer ministro Hun Sen parece que está dispuesto a aceptar la vuelta a la sociedad de ambos como ciudadanos corrientes y no sentarlos ante un juez", asegura Human Rights Watch en un comunicado.En otros países donde se han violado sistemáticamente los derechos humanos y se han cometido crímenes contra la humanidad, tales como Suráfrica, Argentina, Ruanda y Chile, el consenso ha sido que no habría reconciliación posible hasta que los responsables de los abusos hayan sido identificados y todos sus crímenes y fechorías sean conocidos y hechos públicos, prosigue el comunicado.

"Si el Gobierno quiere perdonar a ambos hombres una vez que hayan sido llevados ante un tribunal penal internacional independiente bajo la acusación de crímenes contra la humanidad, y el pueblo camboyano haya oído todas las pruebas contra ellos, entonces estará en su derecho a perdonarlos", aseguró Sidney Jones, el director para Asia de la organización con base en Nueva York.

"Porque permitir a estos hombres incorporarse a la sociedad como si una de las peores masacres del siglo XX nunca hubieran existido es algo impensable", manifestó Jones a la vez que cuestionaba las prioridades gubernamentales cuando se trata de derechos humanos al asegurar que los asesinos de masas reciben mejor trato que los activistas de la defensa de los derechos humanos.

El primer escollo para que los dos líderes jemeres rojos puedan ser juzgados por crímenes contra la humanidad surgió ayer cuando un alto responsable militar aseguró que Samphan y Chea no abandonarán Pailin, cerca de 300 kilómetros al oeste de Phnom Phen, hasta que no reciban garantías de que no serán llevados ante un tribunal internacional por genocidio. "Están aquí y estamos felices por ello, pero queremos asegurarnos de que ningún extranjero va a venir a interferir en los asuntos camboyanos", aseguró la misma fuente, que prefirió guardar el anonimato. "No abandonarán Pailin hasta estar seguros de que el Gobierno de Phnom Phen les garantiza que no serán entregados. Son ancianos que no vivirán más de 20 años, ¿por qué no dejarles acabar el resto de su vida en paz?".

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El portavoz gubernamental Khieu Kanharith aseguró desde Phnom Phen que "ningún Gobierno está en disposición de poder garantizar tal cosa". "Si hablamos sobre convenciones internacionales, absolutamente ningún Gobierno puede garantizar amnistías para aquellos que han cometido genocidio", puntualizó.

Aunque nominalmente la ciudad de Pailin se encuentra bajo control de Phnom Phen, sin embargo está gobernada por Ieng Sary, ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno del Jemer Rojo (abril 1975-enero 1979) y primer dirigente que renegó de la organización en agosto de 1996 para ser amnistiado un mes más tarde. En ese momento comenzó la desintegración del Jemer Rojo. Pol Pot, conocido como hermano número uno murió en abril de este año. Ahora, tras estas dos últimas deserciones, sólo queda el misterioso general Ta Mok, apodado el carnicero, en compañía de un puñado de combatientes.

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