_
_
_
_

Internet mostrará la imagen de la Tierra en tiempo real

Dos proyectos espaciales para acercar el cosmos al ciudadano

El espacio ha dejado de ser propiedad exclusiva de científicos ingenieros, militares o empresas de telecomunicación. También puede hacer hueco a la poesía y proporcionar un nuevo modo de expresión artística, como demuestran dos proyectos de naves espaciales que se encuentran ya en marcha y que bien pueden presumir de no servir absolutamente para nada y que serán lanzadas a finales del año 2000 y principios del 2001.

Más información
Excusas prácticas

La primera nave, llamada Triana, se instalará entre el Sol y la Tierra, a una distancia de millón y medio de kilómetros de nosotros, y enfocará una cámara fija a nuestro planeta. Las imágenes que recoja se distribuirán en tiempo real a través de Internet, por lo que cualquiera podrá recibirlas en su ordenador y gozar de la impresión de encontrarse allí, dentro de la nave. Desde su atalaya, denominada punto L1 de Lagrange -que permitirá mantener la nave en equilibrio gravitatorio entre el Sol y la Tierra-, la vista que se obtiene del planeta es siempre la del hemisferio que mira al Sol. Es la zona terrestre donde es de día, un círculo completamente iluminado y enmarcado por la oscuridad del espacio de fondo que va cambiando lentamente a medida que la rotación terrestre sumerge unas zonas en la oscuridad y rescata otras a la luz solar.La distancia es suficiente como para que se aprecien todavía con nitidez los continentes y uno pueda imaginarse a sí mismo mirando desde esta cámara indiscreta el punto en el que se encuentra sobre la superficie terrestre. Será una forma novedosa de relajarse , e incluso de meditar sobre la sensación de vulnerabilidad que ofrece la visión lejana del planeta vivo. Todo este alarde de poesía espacial se la debemos al vicepresidente estadounidense Al Gore, quien el pasado mes de marzo retó a la NASA a llevar a cabo un proyecto semejante. Los responsables de la agencia espacial aceptaron la idea y la aprobaron a finales de octubre pasado, dentro del conjunto de proyectos incluido en el programa de Ciencias de la Tierra. De los nueve proyectos que competían por la contratación de la misión, se aprobó el presentado por la Scripps Institution of Oceanography (SIO), perteneciente a la Universidad de California en San Diego.

El segundo proyecto, denominado Keo, ha tenido una génesis bien diferente. La idea nació de la calenturienta mente de un artista francés, Jean-Marc Philippe, doctor en astrofísica, y ha encontrado eco en numerosas instituciones científicas de su país, como el Comisariado de la Energía Atómica, L"Aerospatiale, el gran acelerador de iones pesados o la Escuela de Minas, entre otros, que acogieron su propuesta como una forma de mejorar la imagen pública de la conquista del espacio.

Se trata de una mininave con forma de pájaro, de apenas 100 kilos de peso y 80 centímetros de diámetro, aunque su envergadura (del extremo de un ala al de la otra) será de 10 metros, que llevará en su interior un amplio muestrario de los conocimientos actuales y millones de mensajes de personas de todo el mundo. La nave, como Ulises en la Odisea, vagará por el cosmos durante 50.000 años para volver a la Tierra y servir a nuestros descendientes de entonces cómo era el mundo a finales del siglo XX. "Se trata de un proyecto filosófico", dice Philippe, "para hacer reflexionar al hombre sobre su naturaleza, sus virtudes y sus locuras, que realizará un auténtico regreso al futuro para que esas reflexiones alcancen a la posteridad".

Para su lanzamiento, Philippe ha contactado con la agencia espacial francesa, la ESA, y Arianespace, la responsable de los lanzamientos del cohete Ariane, porque su intención es que despegue a bordo de un Ariane 5 en el año 2001.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_