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El Gobierno ofrece a los socialistas pactar los trasvases del Plan Hidrológico Nacional

Cristina Narbona condiciona la negociación a un acuerdo global sobre el agua

Los ministros de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, y de Medio Ambiente, Isabel Tocino, ofrecieron ayer al PSOE un acuerdo sobre el futuro Plan Hidrológico Nacional (PHN). La oferta se produjo en un despacho del Congreso, horas después de que la ministra presentara el Libro Blanco del Agua, documento que se entregó por la tarde al Consejo Nacional del Agua, reunido en el Palacio de Congresos de Madrid. El PSOE aceptó el ofrecimiento, pero condiciona la negociación a que no sólo se aborden los trasvases, sino la política global del agua.

En la entrevista del Congreso participaron, por parte del PSOE, el portavoz adjunto del grupo parlamentario, Luis Martínez Noval; la portavoz de Medio Ambiente, Cristina Narbona, y el encargado de temas del agua, Víctor Morlán."El Gobierno nos han pedido que colaboremos en la redacción del Plan Hidrológico Nacional y hemos respondido que estamos dispuestos a prestar una colaboración leal, desde nuestra posición crítica y nuestras discrepancias profundas", declaró Narbona minutos después del encuentro. "Si el Gobierno quiere hablar, nosotros queremos hablar, pero de todo: del PHN y el reparto del agua entre cuencas excedentarias y deficitarias, de las sociedades estatales que se han creado en las cuencas hidrográficas, de la reforma de la Ley de Aguas y del Libro Blanco". Esta voluntad negociadora del Gobierno en materia de aguas es la primera vez que se manifiesta formalmente, aunque ya se había celebrado un almuerzo entre el secretario de Estado de Aguas y Costas, Benigno Blanco, y Víctor Morlán semanas atrás, por iniciativa de un diputado del PP en Aragón.

La intervención del ministro Rajoy en un tema como el del agua se atribuye al deseo del Gobierno de suavizar el perfil, a veces muy poco conciliador, que ofrece la ministra Isabel Tocino y a la necesidad de no reabrir viejas batallas con las comunidades por culpa del agua, como ocurrió cuando José Borrell pretendió sacar adelante su proyecto de PHN. Narbona precisó que los términos de la negociación los fijará la Ejecutiva Federal del PSOE en su reunión del próximo lunes.

Aunque todavía no conocía la última versión del Libro Blanco (que fue anticipado por EL PAÍS el 18 de noviembre), Narbona cree que se trata de una "gigantesca operación de imagen". Lo considera una obra enciclopédica con mucha teoría y mucha ambigüedad en los planteamientos sobre si debe haber o no trasvases o inversiones públicas.

En la presentación pública del documento, la ministra eludió -en contra de su costumbre-, la presencia de cámaras fotográficas y de televisión. Dijo que el protagonismo correspondía al Consejo Nacional del Agua que se reuniría horas después para analizarlo.

Tocino dijo que el libro era un documento de trabajo para elaborar el Plan Hidrológico, una ley con la pretensión de ordenar el uso del agua y corregir los desequilibrios regionales. Tras reclamar el máximo consenso posible "porque se trata de una cuestión de Estado, al margen de opciones políticas determinadas", la ministra destacó que el libro "ofrece por primera vez una visión global del agua, un recurso de enorme trascendencia económica, social y ambiental que afecta a sectores muy importantes y a la ordenación del territorio".

Déficit en el Segura

También dijo que se respetará "todo lo necesario" de los pactos del agua y evitó pronunciarse sobre qué trasvases son necesarios -"los mínimos deseables"-, aunque afirmó que la cuenca del Segura es la única con déficit general.Sobre el contenido anticipado del Libro Blanco, el texto presentado ayer contiene novedades referidas a las diferencias entre lo que se factura de agua y lo que se cobra, el convenio firmado recientemente con Portugal, el avance del nuevo Plan Nacional de Regadíos y algunas reflexiones sobre la gratuidad del agua o su régimen económico financiero, que en los últimos borradores aparecían en blanco. También identifica a la cuenca del Ebro y la cabecera y curso medio del Tajo como áreas susceptibles de trasferir agua excedentaria.

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