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Tres barrios de Barcelona piden a Pujol residencias para ancianos

Una lluvia de tarjetas postales dirigidas al Presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, está cayendo desde esta semana sobre la plaza de Sant Jaume. Los remitentes son ciudadanos de Sants, Hostafrancs y la Bordeta que secundan de esta forma la campaña iniciada por las entidades cívicas de la zona para reclamar una residencia asistida para los ancianos. En total, 2.000 felicitaciones de Navidad que tienen a Pujol como destinatario para desearle buenas fiestas y recordarle a este amplio colectivo.

La población envejece mucho más deprisa de lo que tardan las administraciones responsables en construir residencias. Así se pone de relieve en una serie de barrios barceloneses, tales como Poble Sec, Fort Pienc, Esquerra de l"Eixample y Porta, que componen una lista que va en aumento día a día. Para muchos ancianos la longevidad, más que una bendición de la naturaleza, es un castigo por la falta de centros que les acojan cuando ya no puedan valerse por sí mismos. Este tipo de reivindicaciones está calando muy hondo sobre todo en los barrios más populares. En Sants suman 208 las entidades que promueven desde hace cinco años campañas para reclamar la residencia asistida, y estos días están llenando las calles de carteles en los que se lee: "Senyor Pujol, ja n"hi ha prou". Pese al tiempo transcurrido y a los esfuerzos dedicados, hasta ahora no han logrado su objetivo. En las últimas semanas han recogido cerca de once mil firmas que entregaron al alcalde de Barcelona, Joan Clos, y al presidente Jordi Pujol. En la larga espera, lo que más les anima es la llegada de gestos de apoyo como el del humorista Miguel Gila, autor del dibujo de las postales. En la última reunión que la Coordinadora de Urbanismo celebró con Clos, en noviembre, el alcalde manifestó que considera prioritaria la residencia asistida para Sants, Hostafrancs y la Bordeta. Pujol asegura no poderse entrevistar con ellos por su apretada agenda y en su lugar se ha ofrecido el consejero Antonio Comas, a lo que las entidades se muestran reacias por temor a que se repitan anteriores desacuerdos.

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