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Arzalluz no teme "el vacío" de un Gobierno nacionalista si cuenta con el apoyo de HB

La decisión adoptada por las bases de Herri Batasuna (HB) de prestar su apoyo en el Parlamento vasco a un Gobierno exclusivamente nacionalista, integrado por el PNV y Eusko Alkartasuna (EA), fue bien recibida por el presidente peneuvista, Xabier Arzalluz. "Si llega el caso de esa fórmula [un Gobierno en minoría del PNV y EA], ya no tengo miedo de que vayamos al vacío", dijo ayer. El dirigente del PNV aseguró que el futuro lehendakari, Juan José Ibarretxe, llevará la iniciativa en la formación del Ejecutivo, en el que marcará las líneas fundamentales y no aceptará imposiciones.

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Ante los afiliados y simpatizantes que acudieron ayer al homenaje que rinde anualmente el PNV a su fundador, Sabino Arana, en Sukarrieta (Vizcaya), Arzalluz utilizó la metáfora bíblica de "cambiar las espadas por arados" para ilustrar que alcanzar la paz será la principal finalidad del nuevo Gobierno vasco. Según el presidente del PNV, la formación del Ejecutivo llegará pronto, pero no quiso aventurar cuáles serán los socios que acompañarán al PNV.No obstante, la decisión de las bases de Herri Batasuna de apoyar con los 14 escaños de su marca electoral, Euskal Herritarrok (EH), a un Gobierno exclusivamente nacionalista no fue desatendida por el presidente peneuvista. Arzalluz aseguró que está persuadido de que la propuesta de la coalición independentista "va en serio", lo que da viabilidad a la formación de un Ejecutivo bipartito PNV-EA y reconoció que la posibilidad de formar un Gobierno nacionalista, sostenido en minoría con el apoyo exterior de los votos de EH, le hace perder "el miedo al vacío".

Respecto al Partido Popular, Arzalluz recordó su deseo de mantenerse en la oposición en Euskadi. "Luego nos vendrá diciendo que ha surgido un frente abertzale", reprochó a los populares. El dirigente nacionalista vasco defendió la iniciativa del candidato a lehendakari del PNV, Juan José Ibarretxe, en las negociaciones con el resto de los partidos vascos para la formación del Gobierno. "Tenemos sumo interés en que sea Ibarretxe quien dé el paso, porque el que va a gobernar tiene que ser el primer convencido de que la fórmula que adopte es la mejor en estas circunstancias", subrayó, para agregar que "Ibarretxe no va a ser ningún criado del EBB [la Ejecutiva del PNV]".

Arzalluz se esforzó en dejar clara su voluntad de mantenerse al margen de los contactos para la formación del Gobierno. "Yo estoy fuera de la mêlée (refriega)", insistió.

Pese a este interés por marcar distancias, el presidente del PNV recordó que su partido no renunciará a fijar las líneas definitivas del nuevo Ejecutivo, sea cual sea el socio que le acompañe. "El PNV será quien imponga la política rectora de este país", añadió; "acuerdos, los que haga falta; imposiciones, de nadie".

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Las críticas a la ausencia de avances en el acuerdo con los socialistas fueron más ácidas. Arzalluz acusó al PSE-PSOE de carecer de autonomía para negociar y de "pasar por la aduana de Madrid" las propuestas que hace el PNV para repetir la formación de Gobierno entre nacionalistas y socialistas. "En Madrid le dan o no la bendición", agregó; "a nosotros nadie nos da órdenes desde fuera de la gente vasca".

Arzalluz dudó también de la sinceridad del PSOE en la búsqueda de la paz. "Por ahí no se le da prioridad a la paz", aseguró Arzalluz; "un Gobierno no puede ir con dos ideas, cambalacheando como todos estos años, con que si Madrid dice o no dice. Se apuntan o no se apuntan a buscar la paz en una fórmula y, si no les gusta la nuestra, que nos digan cuál es la de ellos, pero que de verdad estén buscando, fuera de cualquier otra consideración, consolidar la paz".

El líder del PNV descalificó a quienes establecen que los límites en el proceso de paz son la Constitución y el Estatuto de Gernika. "Han hecho de la Constitución lo que les ha dado la gana. El espectáculo de los GAL y Guadalajara no tiene nada que ver con la Constitución", dijo. A continuación repitió que ni los socialistas ni los populares han demostrado voluntad de concluir el desarrollo del Estatuto vasco.

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