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Peluqueros

Tereixa Constenla

DE PASADAAnda una azoradísima con el vaivén bursátil y sin saber un rábano de la globalización ésa, responsable, por lo visto, de que las cotizaciones bajen cuando se anuncian buenos indicadores y suban cuando las televisiones americanas proyectan al mismo tiempo el último capítulo del safari Starr. Los economistas son gente rara, que se comunican entre sí mediante una jerigonza más rara todavía para evitar que los mortales se enteren de lo que vale un peine. Harta de que los economistas teoricen en esperanto para la humanidad, barrunté que el lugar idóneo para averiguar, al fin, el valor de un peine en la aldea global era un pase de peluquería para conocer las novedades del otoño-invierno, que ya ha asomado el hocico. Había 17 modelos, uniformemente desvestidas y desigualmente peinadas. César Morales, un peluquero que cita a Armani con la misma naturalidad con que otros mencionan a Azaña, informó a las profanas -éramos dos en la conferencia de prensa: una faena, porque tienes que preguntar- que las tendencias obligan a lucir pelos cortísimos, flequillos larguísimos y colores fortísimos. El estilista y su equipo, que hicieron una demostración para un centenar de peluqueros andaluces en el Palacio de Congresos de Sevilla, soltó una máxima del gremio que sonó a verdad revelada: "los recogidos nunca son moda". Vamos, que un moño o una moña -más que a recogido suena a colocado- es como el traje de pingüino que envolverá a los invitados a festejar el choque de clanes Rivera Ordóñez-Martínez de Irujo. Morales, que inspiró sus obras en el peinado de la nuera de la actriz Pastora Vega, admitió que, años atrás, encontrar sevillanas dispuestas a dejarse la melena en una demostración era como hallar un economista progre en el Fondo Monetario Internacional. En Cataluña, sin embargo, caían cabellos con la misma facilidad que las demandas pujolistas. Ahora no. Ahora llegas a Jerez y te sobran cabezas para decapitar, igual que en el norte. Lo que se conoce como déficit de biodiversidad. Y hay más. La marca cosmética que patrocinó el desfile de estilosas cabezas rapadas cotiza en la Bolsa de Frankfurt. O sea que te cortas el pelo en la calle Sierpes y lo notan las acciones en Alemania: la taimada globalización económica. No hay como un peluquero para explicar lo que vale un peine. Y sin desmelenarse.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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