_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La amenaza terrorista

(...)"Imaginen ustedes que los próximos meses, cerca de las elecciones vascas, deciden unilateralmente o de forma acordada con los que ellos quieran, una tregua de dos o tres meses. Veremos cómo los defensores del diálogo ya, colocan la pelota en el tejado del gobierno, diciendo que su estrategia es válida y que el gobierno tiene que responder. Como no hay respuesta posible políticamente, o, mejor dicho sólo se les puede ofrecer lo que a lo demás ciudadanos de Euskadi y de toda España, a continuación los terroristas recargarán sus armas y los cínicos de HB dirán que la culpa es del Gobierno, porque ellos y ETA ya lo han intentado. Por desgracia, no serán los únicos que lo digan. A unos y otros, defensores de una oferta de diálogo, antes, durante, o después de que dejen de matar, cabría hacerles una sola pregunta. ¿Qué podremos ofrecerles a cambio de dejarlo? ¿Podemos darles algo que no les damos a los que no matan? ¿Sus armas pesan más que las voluntades libres? Los demás usamos la palabra y la razón y ellos tienen las palabras y las armas para matar a los que no están de acuerdo". (...)"Hay algo profundo e insalvable si queremos vivir en libertad: el único instrumento legítimo es la palabra y la única manera de obtener algo es mediante el voto, mediante la voluntad de los ciudadanos, expresada con libertad. ¿Podemos ofrecerlo esto como han hecho en el Ulster? Claro que sí. El problema es que ya lo hicimos hace 20 años. No a ellos solamente, si no a todos por igual, llegando mucho más lejos en las instituciones representativas de la identidad vasca que lo acordado en Irlanda del Norte. El problema es que los terroristas no quieren convencer, sino vencer por la violencia y el miedo, como los nazis y los totalitarios de toda laya. No hacen falta propuestas para endurecer las leyes, como tantas veces, demagógicamente, hemos oído en el pasado. No hace falta tampoco cambiar las leyes para que quepan los terroristas, abriéndoles un hueco para premiar sus crímenes. No estoy a favor de lo primero, por inútil, ni de lo segundo porque no someto mi libertad al terror, legitimando cualquier forma de violencia pasada o futura cuando se vive en democracia. La democracia lo ha intentado todo. Amnistía con el gobierno de Suárez, pensando en borrar el pasado, imaginando que el terrorismo era una respuesta a la dictadura, y no una apuesta por la dictadura de una nacionalismo totalitario y excluyente. Negociación con el gobierno Calvo Sotelo. Diálogo con mi Gobierno, durante las conversaciones de Argel, y nuevo intento en 1993. Indultos siempre a los que abandonaban, siguiendo el espíritu de la Constitución. Durante 20 años de esfuerzos democráticos. Durante una década de pacto de Ajuria Enea, con su artículo 10 incluido, que también han interpretado como oferta de impunidad, olvidando ellos y otros su artículo 1.

¿Podemos estar de acuerdo en que ya no les vamos a dar ninguna ventaja política por aterrorizar? Tienen todo lo que los demás ciudadanos vascos tienen. Además matan. ¿Cabe premiarlos a ellos? Es muy importante que estemos de acuerdo los demócratas, pero no lo es menos en qué tenemos que estar de acuerdo".

(...)"Hay quienes hablan de la autodeterminación del País Vasco como solución. La autodeterminación es uno de los derechos interpretables, mientras que el derecho a la vida no lo es en nuestra Constitución y en la convicción de muchos demócratas. Para mí, la autodeterminación es un derecho de todos los españoles y no cambiaré mi opinión a tiros. Respeto a los que piensan de otra forma, salvo a los que matan, que dicen querer la autodeterminación y no respetan un derecho fundamental: el derecho a vivir. Los respeto pero no comparto su idea de la autodeterminación. Si tienen votos para cambiar las reglas no hay puertas que cerrar. Si no los tienen, que acepten la voluntad de la mayoría o que no se llamen demócratas".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_