_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La hora del cambio

Santiago Segurola

Apenas dos meses después del fracaso en el Mundial de Francia, la selección española vuelve a manifestar una crisis que ha alcanzado una magnitud extraordinaria por la terquedad y la falta de un proyecto coherente en la Federación, por la resistencia de Clemente a aceptar su responsabilidad en el desplome y por el triste papel de los futbolistas, instalados comodamente como personajes secundarios, endebles en sus opiniones y en su juego. Comienza a resultar patético el interés de los jugadores en proteger a su protector. "Vamos a dedicarle la victoria en Chipre", dijeron en la víspera del partido. Tanta adhesión biunívoca comienza a ser sospechosa. La impresión es que se alimentado un modelo endogámico y comodón. Hay tanta pereza que a los jugadores les resultó imposible estar a la altura de sus promesas. Su desidia en el partido de Chipre resultó escandalosa. Y el efecto de una derrota humillante les contamina tanto como a Clemente y la Federación, empeñada en mirar hacia otra parte en mitad de un problemón.Si algo tiene el desastre de Chipre es una lectura moral. Se hicieron mal las cosas durante la crisis de la Copa del Mundo y ahora se pagan las consecuencias. Detrás de la catástrofe de Francia 98 hay una herida que no se cierra con falsos y patéticos cambios de imagen. El problema es real y se ha agudizado en la primera ocasión. Clemente debió dimitir por su fracaso en junio, por el descrédito que le acompaña y por una actitud que convierte al equipo español en una campo de batalla y no en un escenario de concordia. Como seleccionador está quemado y expuesto a desventuras como la de Chipre. Clemente no dispone en estos momentos de ninguna de las condiciones para generar un clima de ilusión y encabezar proyecto alguno en nuestro fútbol. Su obstinación en permanecer en el cargo abunda en la idea de un hombre que ha perdido el rumbo y el sentido de la realidad.

Más información
"No me planteo dejar el cargo"
La peor derrota de la era Clemente

Pero el efecto de la catástrofe de Chipre rebasa la figura del seleccionador y alcanza a quienes le mantienen sin razones objetivas. En el encastillamiento de la federación en torno a Clemente se advierte una falta evidente de perspectiva, una política de vuelo gallinaceo y un sentido deplorable del compadreo. Tan responsable de la crisis es Clemente como quien le protege sin ningún sentido en momentos del máximo bochorno para el fútbol español. Nadie como Villar escenifica la parálisis reinante. Nadie como él sostiene un discurso tan vacío. Nadie parece tan ajeno al clamor que se abate sobre la selección y su entorno. Por todo eso, la marea no puede detenerse en Clemente.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_