Entre la chapuza y el chanchullo
1. La Universidad Politécnica de Madrid convoca unos cursos para trabajadores en activo. El plazo de solicitudes acababa el 19 de agosto. Pienso: ¿estivalismo o falta de previsión?2. Solicito los criterios de admisión al curso para comprobar si puedo acceder a ellos o no. Me dicen que no hay criterios de selección o que, en todo caso, será el director de cada curso quien seleccione a los alumnos (no se sabe con qué criterios). Pienso: ¡esto huele a enchufe!
3. Sin embargo, en el registro del rectorado, además de los documentos exigidos en la convocatoria, me piden que presente el currículo. Pienso: ¿para qué?
4. Entrego los documentos y pregunto cuándo saldrán las listas de admitidos. Me dicen que no saldrán tales listas y que a los afortunados se les llamará por teléfono. Pienso: ¡pucherazo!
5. Pregunto cómo reclamar en caso de que no me seleccionen y me dicen que lo haga atendiendo a los criterios de selección (eso mismo fue lo que yo le pregunté: ¿dónde están expuestos dichos criterios, que deberían ser públicos y no lo son?). De nuevo me asalta la duda: ¿habrá gato encerrado?
6. La pregunta es: ¿cómo es posible que una universidad convoque unos cursos conjuntamente con el Fondo Social Europeo y la Consejería de Economía y Empleo de la CAM, para trabajadores en activo, en los meses de julio y agosto, cuando dichos trabajadores suelen disfrutar de vacaciones, que no haya un perfil definido para cada uno de los cursos, y que los criterios de admisión, las plazas y las listas de admitidos no sean públicos?
7.Conclusión: las anteriores observaciones me hacen pensar que, ante semejante cúmulo de arbitrariedades, incompetencia o ineptitud, o esto es una chapuza o es un chanchullo.-