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Entrevista:

"No soy un sargento de hierro"

El Atlético contrató a Arrigo Sacchi por profesional -estricto método de trabajo- y por italiano -el fútbol sólido por excelencia-. Quería un hombre enérgico con los jugadores y una fórmula de juego que corrigiera las deficiencias defensivas de la última etapa. Y de ahí lo del "sargento de hierro" y lo de "no nos divertiremos tanto, pero va a resultar complicado ganarnos". Sin embargo, es el propio Sacchi el que desmiente las características que se le imputan: "Yo no soy así". Lo cierto es que el Atlético, aunque no haya fichado a quien en realidad creía, ha conseguido despertar la ilusión de los aficionados con la llegada del técnico italiano. Porque lo que nadie puede discutir es que Arrigo Sacchi, de 52 años, tiene prestigio, pese a que su época gloriosa, la del gran Milan de finales de los 80, suene ya algo lejana.Pregunta. El club pregona que con usted llega una nueva era, la de la profesionalidad. ¿Qué es exactamente eso?

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Respuesta. Un club con las reglas claras y unos jugadores equilibrados en sus cualidades físicas, técnicas y mentales. Sin rivalidad ni celos con los compañeros, siempre muy motivados y asumiendo que ganar es muy difícil. Lo demás es trabajo y trabajo sobre una idea común: dar siempre todo lo que cada uno es capaz. El Madrid y el Barça pueden ganar al 70 por ciento. Nosotros, o damos el cien por cien, o no ganamos nada.

P. ¿Por qué creer que con usted Vieri será más profesional?

R. Porque ahora hay que mirar todo en positivo. Yo espero que Vieri, que tiene gran calidad técnica, pueda ser más equilibrado. Debe ser un ejemplo no sólo como jugador. En el Mundial tuvo un comportamiento correcto dentro y fuera del campo. Ya le he dicho que no puede hablar mal de su entrenador, ni de un compañero... Pero aquí se piensa que Vieri lo puede hacer bien porque es italiano como yo. Y conmigo no existen nacionalidades. Las reglas serán iguales para todos. Si no, se destroza el grupo, empiezan los celos. El sueldo ya hace la diferencia. Pero no me interesa que un jugador haga una cosa si no está convencido. Tengo demasiado respeto a la persona. Si no está convencido, se habla. Y si me convence, cambio y ya está.

P. ¡Cómo van a hablar si le tienen miedo!

R. Estoy sorprendido. No soy un sargento de hierro. Mi relación con los jugadores es únicamente profesional. No es bueno tener un trato amistoso, es difícil mantenerlo igual con los 22. Les expongo mis ideas, les hablo y espero su confianza. También dudo, por eso me pongo en permanente discusión conmigo mismo. Tengo necesidad de que los jugadores acepten o estén cerca de mis ideas y mi personalidad. Pero es muy importante que el jugador esté convencido.

P. ¿Le preocupa el vestuario como elemento de poder?

R. No creo que un vestuario amistoso sea bueno. Tengo miedo a la formación de subgrupos. Lo ideal es que cada uno tenga una elevada conciencia profesional. Un día un jugador del Milan me dijo: "La clave es que comprendimos que cuanto más y mejor trabajamos más posibilidades teníamos de ganar". Son palabras muy fáciles de decir, pero hoy en día difíciles de aceptar.

P.¿Por qué lo del silencio en los entrenamientos y normas así?

R. Cuando se trabaja hay que estar concentrados. Si bromeamos o hablamos con otros, no lo estamos. La concentración para el domingo también se puede entrenar. Si durante la semana vas a 50, el domingo será difícil ir a 200. Después, todos de broma si quieren. Pero si los jugadores no están convencidos de la ventaja, que hablen. No hay problema. Tampoco pido silencio absoluto, hablan. Y en general se puede hacer todo. No soy un educador. Sólo pido moderación. No se puede estar comiendo y que todos los móviles suenen. Corrección y educación. No la impongo, la espero.

P. ¿Su sueño en la presentación -ganar y jugar bien- delató que ya sabe que la mayor duda que hay es que ahora el equipo sea más sólido, pero divierta menos?

R. No quiero ser presuntuoso, pero soy conocido en el mundo como alguien que siempre intenta que sus equipos jueguen al fútbol. De los 15 partidos más vistos en Italia en los últimos 12 años, en 13 jugaban equipos míos. Siempre he intentado tener la iniciativa, proponer un fútbol positivo. En Italia, el fútbol cambió, -los clubes, no la selección que hemos visto- porque un grupo de entrenadores dijimos "basta con la defensa y el contragolpe, basta con ceder la iniciativa siempre". El fútbol sólo defensivo tenía muchos adeptos en Italia, que ama su tradición. Yo dije que jugar a atacar es un concepto positivo y hacerlo a sujetar al rival, negativo, y en Italia me llamaron revolucionario, que no conocía la historia de mi país. Al contrario, la conocía muy bien, pero la quería revertir.

P. Pues pedir la baja de Kiko invita a ponerle bajo sospecha.

R. Ya me comentó Miguel Ángel [Gil] que aquí decían eso. Yo no sabía nada. No tengo presunciones, sólo respeto. Si un jugador juega bien, que juegue. Si no está en forma, no jugará. No es un mensaje sólo para Kiko, es para todos. Lo de Kiko no sé por qué salió, tal vez fue un intento de poner a la afición en mi contra.

P. Caminero, sin tanto gancho entre la afición, simboliza lo mismo y se ha ido.

R. El año pasado el equipo no funcionó. El club me dijo que lo mejor era cambiar la plantilla. Yo no conozco demasiado a Caminero, pero el club quería gente nueva. Los fichajes y las bajas han sido democráticos. Hablamos juntos para buscar las mejores soluciones. Lo que conozco mejor, yo. Lo que no, lo hablo con las personas que saben más.

P. ¿Y conoce el fútbol español?

R. Seguro que no tanto como los demás. Es una dificultad. Lo conozco porque es un fútbol famoso, pero no demasiado bien. Con voluntad y dedicación, espero ponerme al día pronto.

P. Y ante la duda, mejor fichar gente del fútbol italiano.

R. Yo no creo que la inteligencia o la voluntad sean de un país determinado. Yo quería jugadores con una mentalidad concreta, equilibrados, motivados, serios. No vale sólo con la calidad técnica. En fútbol tan importante es la calidad técnica como la calidad mental. La nacionalidad me da lo mismo.

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