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Fracasó la puesta en escena del segundo encuentro

Ramon Besa

Llegó por fin Paraguay, salió Javier Clemente de su cuarto oscuro y el equipo español encontró un cancha y un rival con el que pelearse de verdad. "Si organizamos la Eurocopa-2004, no habrá tantos días de espera entre partido y partido", auguró un portavoz autorizado de la federación española. "No hay nada tan peligroso como el fútbol sin fútbol". ¿Fútbol? Está España reñida todavía con la pelota. La euforia va rebajándose con el arranque de partido y muere, otra vez atrapada por la depresión, al final de la contienda.Manga corta, manos a los bolsillos del chandal, conversación fluida, rostro de relajación y el pitillo de tabaco rubio que no falta. Va el seleccionador español a gusto, mirando al grupo desde la banda, lejos del preocupante ritual que delató su inquietud en el debú. "Bienvenido Paraguay, bendito partido", se promete feliz la gente española. Falsa impresión. A la que sale el primer balón fuera de banda, lo recoge el seleccionador español para dar órdenes. La victoria ya no está tan clara.

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España fue incapaz de hacer un gol

"Nigeria ha sido más adversario antes y después que durante el partido del sábado", apuntaba un jugador justo a la entrada. Resulta difícil manejar la cháchara en competiciones tan largas cuando se debe convivir con la derrota. Hay la sensación de que el equipo español pareció tan saturado de Nigeria que atrapa el partido frente a Paraguay con jovialidad.

Ganas de revancha

Zamarra nueva para un equipo nuevo. Diríase que incluso agradece la falta de información con respecto a la confrontación anterior. Los futbolistas vieron un solo vídeo del adversario y hasta la víspera no tuvieron noción de cómo ni quien combatiría a Paraguay. Mal asunto. El jugador del Espanyol Benítez se basta para abrir el ataque paraguayo y Ayala para cerrar la defensa, gustosa de recibir a la aviación española. El partido pinta espeso.La excitación y ganas de revancha del grupo español promete una noche vibrante. Están los jugadores enfadados. Pese a las recomendaciones del seleccionador de que no leyeran los diarios, cayeron en sus manos "algunos panfletos" -como coincidieron en calificar ciertas informaciones algunos jugadores- en que se cuestionaba su valía.

El disgusto fue tal que varios de los jugadores se dijeron: "La prensa no va con el equipo. Hay quien pide jubilaciones y otros anuncian ya la eliminación, y nosotros no tenemos nada que reprocharnos". La crítica cuestionó el juego y éste, ahora que la pelota vuelve a rodar, no desmiente a la crítica, dura también con la actitud del propio seleccionador.

Mal diseñado el primer partido y peor corregido, interesa la puesta en escena del segundo encuentro resumido sobre todo a un asunto: cómo atacar la defensa paraguaya.

Javier Clemente diseña un nuevo plan estratégico: defensa de cuatro sin libre, doble pivote, interiores muy abiertos y Raúl que dobla al ariete. Pizzi debe zurrarse con los dos centrales, Ayala y Gamarra, como hacía Julio Salinas en su época, a la espera de la entrada de Fernando Morientes.

Los demás, a darle ritmo al partido, presionar la salida de la pelota desde la media cancha. Nada trascendente -cero a cero y los mismos problemas que días antes ante la selección nigeriana para defender las jugadas de estrategia y elaborar el juego- hasta que sale Morientes y, acto seguido, Celades. Hierro retrocede al puesto de central y el grupo gana panorámica.

Falta un último acto para cantar la 11ª derrota seguida de Paraguay, que no conoce la victoria desde el pasado mes de febrero. Deberá ser sin Raúl. Los futbolistas no están como para jugar solos.

Demasiada fatiga y poco lucidez. Mandan los porteros. No hay goles. España queda a manos de Paraguay. Y ahora cinco días más de cháchara hasta reencontrarse con Bulgaria. Pintan bastos.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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