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Los lodos de Abandoibarra

La empresa bilbaína S.A. de Descontaminación y Eliminación de Residuos (Sader) comenzó tímidamente en 1986 la recuperación de residuos industriales. Actualmente, la firma, que cuenta con la mayor planta físico-química de tratamiento de residuos de España, forma parte de un plan para la recuperación de los lodos acumulados en las márgenes de la ría a la altura de Abandoibarra. El proyecto pretende eliminar el olor y los riesgos tóxicos de los residuos que la industria ha ido depositando impunemente durante muchos años. Coopers & Lybrand, que encabeza este proyecto, ha ofrecido a Bilbao Ría 2.000 la limpieza de las márgenes de la zona más emblemática del Bilbao del siglo XXI, en la que participaría Sader. Enclavada en Zorroza, Sader se dedica al reciclaje y tratamiento de residuos orgánicos, hospitalarios, radioactivos y, fundamentalmente, industriales. "Ofrecemos un servicio integral a las empresas, que pasa por la caracterización de los residuos, su clasificación y tratamiento", asegura José María Otaola, director general de la empresa bilbaína. Empresas de automoción, refinerías e industrias químicas son las principales clientes de Sader, que tiene su ámbito de actuación en el mercado español. En su planta de Zorroza, se tratan residuos hidrocarburados, ácidos y bases, aguas residuales, lodos industriales, taladrinas y otras basuras que genera la actividad productiva. Las taladrinas, un lubricante y antioxidante que utilizan mayoritariamente las empresas de máquina-herramienta, es una de las principales fuentes de negocio de Sader, que trató el en 1997 más de 14.000 toneladas de este residuo. Recuperación del río Asua La empresa bilbaína, que ofrece también sus servicios a la Administración, ha propuesto a la Viceconsejería de Medio Ambiente el tratamiento de los lodos del río Asua, cuyos olores y toxicidad sufren los vecinos desde hace años. "Nuestro objetivo es la protección del medio ambiente", señala Javier Fernández, consejero delegado de la firma, que destaca el aumento de la conciencia ecológica en los últimos años. "Cuando empezamos, el medio ambiente era algo ajeno a las industrias y apenas había presión legislativa. Ahora las empresas lo toman como un coste más. No hay calidad sin gestión ambiental", asegura Fernández. Sader, que se dedica también a la producción de fertilizantes, aplica a su actividad los criterios medioambientales y reutiliza los residuos hidrocarburados de las empresas, una vez eliminados los residuos tóxicos, como combustible para el secado de los fertilizantes. La empresa ha participado recientemente en un programa de I + D [Investigación y Desarrollo] de la Unión Europea para el reciglaje integral de los lodos producidos por la industria de tratamiento de superficies. Sader, que espera cerrar 1998 con una facturación de 975 millones de pesetas, está construyendo una nueva planta de tratamiento de taladrinas y en el año 2000 espera instalar una nueva planta de cogeneración, en una inversión de 500 millones de pesetas, en la que participa también el Ente Vasco de Energía (EVE). Por otra parte, ayer se inauguró el II Congreso Ibérico de Contaminación y Toxicología Ambientales, organizado por la UPV en Leioa, que recogerá 151 aportaciones científicas de expertos españoles y extranjeros.

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