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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Contra las cuerdas

SERGIO MARQUÉS, presidente popular del Principado de Asturias, está siendo objeto de una llamativa operación de castigo desde su propio partido, que ha provocado una crisis importante en el PP asturiano y que revela las luchas por el poder entre familias y fracciones del partido. En la operación contra Marqués intervienen, con desigual intensidad, el alcalde y presidente del PP de Oviedo, Gabino de Lorenzo; el presidente regional del PP y senador, Isidro Fernández Rozada, y el vicepresidente primero del Gobierno y secretario general del partido, el asturiano Francisco Álvarez Cascos, quien ejerce un tutelaje férreo sobre cuanto ocurre en el PP de Asturias. Tratan de poner a Marqués contra las cuerdas y sustituirlo por Isidro Fernández Rozada, un político más próximo al vicepresidente.Las causas de la crisis no han sido desveladas por ninguna de las partes; apenas una vaga mención a decisiones de Marqués que se alejarían de la estrategia del partido. En público, la dirección del PP prefiere no cuestionar la gestión de Marqués a un año de las próximas elecciones autonómicas y municipales, por temor a que el ataque del PP le refuerce, en lugar de debilitarlo.

Más allá de estas y otras fricciones, la razón que más se aproxima a la verdad parece la de tinte más personal: Fernández Rozada, que fuera candidato del PP en las elecciones de 1987 y 1991, no se resigna a un papel secundario y cuenta con el apoyo sin reservas del vicepresidente del Gobierno. Además, el matrimonio Marqués, que mantiene una gran amistad con la ex esposa de Álvarez Cascos, no acudió a la segunda boda de éste.

Marqués no parece dispuesto a claudicar, y ello le honra. La discreción y la dignidad con la que se ha desenvuelto frente a los ataques chuscos del alcalde de Oviedo le han reforzado ante la opinión pública. El sábado salió fortalecido del homenaje que le tributaron 500 militantes y dirigentes locales. Pero no le bastará, pues, de persistir en su actitud frente al aparato del partido, Marqués acabará perdiendo.

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