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Una tesis doctoral revela que almorzar en el colegio nutre más que hacerlo en casa

Los escolares que comen a mediodía en los comedores de sus colegios están mejor nutridos porcentualmente que aquellos niños que comen en casa, según una tesis doctoral realizada en Granada sobre una población de más de 1.400 chavales. El estudio revela que los niños granadinos presentan mejor alimentación y son ligeramente más altos que el resto de la media nacional. La tesis, realizada por María Isabel Iáñez, obtuvo la calificación de sobresaliente cum laude por la investigación desarrollada entre 1993 y 1997 en diferentes colegios granadinos.

La tesis fue realizada bajo la dirección de Magdalena López, José Mataix y Juan Llopis, del departamento de Nutrición de la Universidad de Granada. Según María Isabel Iáñez, la población infantil que almuerza en el comedor escolar realiza "ingestas significativamente superiores de energía, hidratos de carbono, lípidos, ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, vitamina B1, vitamina E y calcio". Ello se debe, según explicó, a que mientras en el colegio los niños aceptan el menú que se les ofrece sin apenas poner resistencia, en casa insisten sobre sus comidas preferidas, negándose a aquellas que no les gustan. Los padres, por lo general, terminan claudicando y eligiendo el menú diario en función de los gustos de los hijos, por lo que muchos elementos nutritivos quedan fuera de la dieta. El estudio realizado por María Isabel Iáñez, titulado Valoración del estado nutricional de la población infantil de Granada y presentado ante el Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos, se basó en la medida y el peso de 1.374 escolares de entre 6 y 12 años, y el análisis detallado de los menús, tanto en los comedores escolares como en casa. Se realizaron, además, 520 encuentas entre los padres para que informaran sobre los alimentos que ponían en casa y 734 estudios de comidas. La tesis apunta que si se toma como base mínima razonable el 30% de la lista de ingestas recomendadas por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, el 90% de los comedores escolares cubre esa oferta energética. "La distribución de macronutrientes del menú ofrecido en los comedores estudiados", añade la tesis, "sigue la tendencia de la dieta española, alta en proteínas y grasas y baja en hidratos de carbono". No obstante, Iáñez advierte que, a pesar de que la oferta alimenticia es suficiente en el 90% de los colegios analizados, sólo en un 40% de ellos los alumnos realizan una ingesta energética superior al mínimo razonable. La razón, apunta, es en ocasiones la falta de vigilancia por parte del personal responsable. "En aquellos colegios donde no hay vigilancia a la hora de las comidas, la ingesta alimenticia es peor", manifestó Iáñez. Pese a todo, el estudio revela que los niños sobre los que se ha realizado el seguimiento del análisis presentan, en un 50%, "un peso y una talla ligeramente superiores" a los de un estudio similar que se hizo en Orbegozo en 1988 y que hasta hoy había servido como referente de la media nacional. También tienen mucha menos grasa muscular. La tesis está dirigida, sobre todo, a la reeducación alimenticia tanto en colegios como en casa. Según Iáñez, el trabajo responde a otro sobre los hábitos alimentarios de los adolescentes realizado por el Instituto de Nutrición, en el que se descubrió que esos hábitos, una vez llegada la pubertad, son muy difíciles de cambiar. "Decidimos comprobar entonces", explicó, "cómo estaban alimentados los niños para ver cómo podíamos inculcarles nuevos hábitos. Si se les educa adecuadamente desde muy pequeños, pueden adquirir costumbres más sanas". Para ello consideró que era muy importante saber cómo influían en los pequeños las comidas de mediodía. Ahí se constató que la dieta infantil es alta en proteínas y baja en hidratos de carbono respecto a lo recomendado, así como que el consumo de grasas no es el más correcto, algo muy similar a lo que también sucede con los adultos. Para la autora de la tesis y sus directores, es muy importante que los padres utilicen la información que reciben del colegio, cuando sus hijos almuerzan en sus comedores, al objeto de que puedan completar equilibradamente toda la dieta. Por otro lado, Iáñez descubrió a lo largo de su investigación un hecho alarmante: en los barrios marginales, muchos niños tienen como única ingesta la comida que reciben a mediodía en el colegio.

Aceptar los nuevos platos

"Con el estudio", subrayó María Isabel Iáñez, autora de la tesis, "nos hemos percatado de que en los comedores escolares los niños se habitúan antes a sabores diferentes, mientras que en casa los padres tienden a suprimir de la dieta comidas que los niños no quieren tomar. En ese sentido, hemos descubierto que los comedores cumplen con su función educacional". Por lo general, en los comedores de los colegios se informa mediante paneles de cuál va a ser el menú de toda la semana para que los padres no repitan comidas a la hora de la cena y puedan ampliar el número de platos en casa. Los niños acostumbrados al menú del colegio tienden, además, a aceptar con más facilidad los nuevos platos y a no centrarse en repetir los mismos alimentos siempre, como a menudo sucede en casa.

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