La abstracción fue la puerta a la modernidad en la Sevilla academicista de los años sesenta
A mediados de los años sesenta, una generación de artistas se atrevió a cambiar el signo del arte en Sevilla. José Ramón Sierra, Juan Suárez y Gerardo Delgado irrumpieron con sus obras abstractas en un panorama monopolizado por los academicistas. El camino abierto por estos jóvenes que procedían de la Escuela de Arquitectura lo siguieron después otros artistas como Juan F. Lacomba, Ignacio Tovar o Pedro Simón. Éste fue el comienzo del arte moderno en la ciudad. Un comienzo que se rememora en una muestra con 45 obras realizadas entre 1966 y 1982 por nueve artistas y que puede visitarse hasta el 18 de junio en la sala Villasís de la Fundación El Monte.
El ejemplo de José Ramón Sierra, Juan Suárez y Gerardo Delgado lo siguieron después otros muchos que, como ellos, se abrieron a las influencias de las vanguardias que hasta entonces no habían tenido ningún eco en Sevilla. Los más destacados y cuyas obras pueden verse también en la muestra son Juan F. Lacomba, Ignacio Tovar, José Soto, José María Bermejo, Manuel Salinas y Pedro Simón. "Las vanguardias no habían tenido ninguna influencia en Sevilla. En la ciudad dominaba el costumbrismo derivado del romanticismo de finales del siglo XIX. Es una generación que viene de la Escuela de Arquitectura y que no tenía deudas con la Escuela de Bellas Artes, la que introduce la abstracción y cambia totalmente el panorama", explica José Yñiguez, comisario de la muestra. La pintura abstracta sevillana. 1966-1982 es casi una antológica del pasado reciente. Para la muestra, organizada por la Fundación El Monte, se han reunido casi todas las obras que el artista y arquitecto José Ramón Sierra expuso en 1967 en la galería La Pasarela. Tanto Sierra, como los demás, tienen como punto de referencia la obra del Grupo de Cuenca, Saura, Millares y Tàpies. Uno de los gabinetes que tiene la sala Villasís se ha dedicado a esta exposición señera en que Sierra tituló Doce paisajes divididos en tres capítulos sobre la rendición de Breda, contruidos en 1966-67. En otro gabinete, el comisario ha hecho lo mismo con la exposición que realizó Juan Suárez en 1974 en la galería Juana de Aizpuru. Bajo el título Sobre el paisaje de fondo del tránsito de la Virgen de Mantegna, Suárez se sirvió de la geometría para crear sus dibujos sobre lino. Los dípticos en los que Gerardo Delgado comenzó a trabajar en 1977 están también en la muestra y constituyen el tercer pilar sobre el que se apoyaron los artistas que, un poco más tarde, abrazaron la abstracción. "Las fechas no están escogidas al azar, sino que marcan la aparición, el apogeo y el final de la primacía de la abstracción en Sevilla. En 1982 suceden muchas cosas. Las más importantes son que se celebra por primera vez la feria de Arco en Madrid y el giro hacia la figuración que se produjo impulsado por la transvanguardia italiana y los nuevos expresionistas alemanes. En Sevilla nace un grupo de jóvenes artistas en torno a la revista Figura", comenta José Yñiguez. Según el comisario, los artistas abstractos sevillanos nunca funcionaron como grupo, ni tuvieron objetivos comunes pero, gracias a sus esfuerzos individuales el panorama artístico de la ciudad se normalizó. "Tras esas primeras exposiciones abstractas en las galerías La Pasarela y Juana de Aizpuru -que ha continuado trabajando ininterrumpidamente hasta hoy- y gracias a la creación del Museo de Arte Contemporáneo, Sevilla se abrió a otras corrientes, especialmente a la nueva figuración", dice Yñiguez. "La abstracción se ha convertido en una opción más, un género ya clásico que continúan cultivando muchos artistas pero que convive con otros géneros", asegura el comisario que ha realizado un análisis del tema en el catálogo que acompaña a la exposición.
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