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HISTORIA

Un prestigioso forense buscará los restos de Diego Velázquez en la plaza de Ramales

Vicente G. Olaya

José Manuel Reverte, uno de los más reconocidos forenses españoles, está dispuesto a ser la primera persona que, 338 años después de la muerte de Diego de Silva y Velázquez, vea sus restos. Este paleopatólogo ha sido elegido por la Consejería de Cultura para investigar si los huesos que aparezcan bajo la plaza de Ramales son o no los del genial pintor sevillano. Reverte pide a la consejería que dirige Gustavo Villapalos que le permita estar presente durante el desenterramiento del autor de Las Meninas. "No quiero, si encontramos los restos, que éstos puedan sufrir algún daño durante las excavaciones", indica. "Porque yo sí creo que Velázquez está bajo Ramales", dice.

La Dirección General de Patrimonio, dependiente de la Consejería de Cultura, avisó hace unos días al Ayuntamiento de Madrid de que no podría remodelar la plaza de Ramales, tal y como tenía previsto hacerlo, hasta que los expertos de la Comunidad determinasen si bajo ella había o no restos arqueológicos. El más importante puede ser la cripta donde fue enterrado Velázquez. Ayuntamiento y Comunidad mantienen ahora un contencioso sobre quién pagará las excavaciones, cuyo coste es de unos 100 millones. Por tanto, aún no hay fecha fija-da para que comiencen estas obras. José Manuel Reverte, de 76 años, profesor emérito de Antropología Forense y Medicina Legal de la Universidad Complutense, ha sido la persona elegida para determinar si los huesos que se puedan hallar corresponden o no al pintor.

Reverte se mostró ayer muy ilusionado con el trabajo. El investigador lo explica: "Creo que podremos encontrar a Velázquez. Se dice que sus huesos están esparcidos por toda la plaza, pero yo barajo la hipótesis de que estén en un cofre".

Condiciones

Por eso, ha pedido a la Comunidad de Madrid que le "permita seguir las excavaciones in situ". "Es fundamental que esté presente cuando se desentierre el cuerpo para que no se dañe el lugar del enterramiento. Con las prisas que este tipo de excavaciones producen, se podrían producir graves daños en los huesos. Ésa es una de mis condiciones, señala". Este forense, que ha estado al frente de importantes investigaciones policiales y cuyos servicios fueron reclamados en 1992 por la ONU para determinar las causas de la muerte de un grupo de personas en Costa Rica, ha estudiado y determinado la autenticidad de numerosos cadáveres insignes: desde el príncipe de Viana hasta Quevedo. "La investigación sobre Quevedo [que está enterrado en Ciudad Real] aún no está acabada, pero es relativamente sencilla porque existe mucha documentación sobre los múltiples defectos físicos que sufría: desgaste de la columna, falta de piezas dentales... Pero en el caso de Velázquez es más complicado, porque no hay demasiada información. De todas formas, dispongo ya de algunos datos, que no puedo adelantar". No obstante, avanza que, en el caso de que se encontrasen los huesos del pintor, tendría que realizar pruebas de ADN sobre ellos y compararlos con los de sus descendientes.

Entre éstos, según el historiador Juan Antonio Gaya Nuño, se encuentran los reyes de Bélgica y Holanda y los príncipes de Luxemburgo y Liechtenstein (véase EL PAIS del 23 de abril). "Si se comprueban esos extremos, estoy dispuesto a pincharles el talón", bromea el forense. Fuentes de la Consejería de Cultura confirmaron ayer que "Reverte será el encargado de investigar si los restos corrresponden o no al pintor".

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Diego de Silva y Velázquez murió en 1660. Fue enterrado en la iglesia de San Juan, templo que ocupaba la actual plaza de Ramales. Los historiadores creen que sus vestigios fueron introducidos en la cripta, junto con los cuerpos de otros ilustres de la época, principalmente primogénitos de casas nobles.

Velázquez, según los textos de la época, fue inhumado en "un ataúd forrado de terciopelo, tachonado y guarnecido con pasamanos de oro".

En 1810, el rey José Bonaparte derribó la iglesia para construir en su lugar una plaza. Como los trabajos de demolición se hicieron a toda prisa, la cripta, según algunas hipótesis, no fue afectada por las obras. Por tanto, seguiría intacta bajo el pavimento.

Algunas fuentes consultadas afirman que "no se tiene constancia de que los cuerpos de los allí enterrados fueran trasladados a otros lugares. De hecho, en los archivos de la Corona no existe ninguna referencia a este hecho, a pesar de que Velázquez era pintor de la Corte y de que la iglesia fue utilizada durante mucho tiempo como parroquia real".

En 1845, el Ayuntamiento de Madrid intentó la primera búsqueda de los restos. La investigación fracasó. Y desde entonces se dan por perdidos. Sobre la plaza se alzó un monolito donde se indica que en ese lugar estuvo enterrado el pintor.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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