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Reportaje:BIOLOGÍA MOLECULAR: VIROLOGÍA

Una construcción de genes inmuniza a lechones contra un virus mientras maman

Que una madre transfiera inmunidad a su cría para protegerla frente a infecciones parece lo más natural. Pero la naturaleza no siempre «hace lo que cabe esperar» y en esos casos, si se puede, entra la biotecnología para mejorarla. Un grupo de científicos españoles ha desarrollado una nueva estrategia de ingeniería genética para lograr que las cerdas confieran a sus lechones la protección que naturalmente no tienen frente a infecciones intestinales. Se trata de hacer unas madres que produzcan en la leche anticuerpos que neutralizan al virus de la gastroenteritis porcina transmisible (GPT), de manera que las crías, con el solo hecho de mamar, queden inmunizadas frente a esta enfermedad devastadora para las piaras. El grupo, dirigido por Luis Enjuanes, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), ha hecho toda la construcción artificial de genes de cerdo necesaria, ha creado ratones transgénicos porcinizados que producen en la leche los anticuerpos deseados -proteínas específicas que destruyen el agente patógeno- y ha empezado a preparar los nuevos cerdos (transgénicos).

«Al inducir la producción de estos anticuerpos que neutralizan al virus GPT exclusivamente en la glándula mamaria y no en otros tejidos del organismo, y además sólo durante la lactancia, hemos logrado el control en el tiempo y en el espacio de la expresión de los transgenes que introducimos en los ratones», explica Enjuanes. La revista Nature Biotechnology, en cuyo número de este mes se presenta la investigación, destaca en un comentario de expertos que, teniendo en cuenta las tremendas pérdidas que ocasionan en las granjas de cerdos las infecciones intestinales, la aplicación futura del método del equipo español, si se confirma que es aplicable, inocuo y efectivo en cerdos, puede tener un gran impacto en la producción porcina.

El trabajo ha sido todo un reto biotecnológico: ha habido que clonar los genes responsables de la síntesis del anticuerpo que neutraliza al virus GPT, realizar las manipulaciones genéticas precisas para que los ratones no rechacen -al ser de otra especie- las proteínas de cerdo; hacer unos anticuerpos especialmente resistentes frente al ataque de las mucosas intestinales del animal; asociar esta construcción genética a genes específicos que controlan la expresión de proteínas en la glándula mamaria y, por último, construir los animales transgénicos.

Ordeñar ratoncitas

«En el proyecto ha sido fundamental el trabajo de Joaquín Castilla, Isabel Sola y José Manuel Sánchez-Morgado, del CNB, en la ingeniería genética, y de Belén Pintado, del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias, que se ha encargado de las micromanupulaciones para la introducción de las construcciones genéticas en los óvulos de los ratones», destaca Enjuanes. Los investigadores del CNB han aprendido a ordeñar ratoncitas para extraer la leche de las hembras de su estirpe de transgénicos y comprobar que los animales producen, y en grandes cantidades, el anticuerpo. Claro que, como los ratones no se infectan por el GPT (un virus de otra especie), no han podido verificar que las crías resultan protegidas frente a la infección al mamar.

Los cerdos son mucho más costosos, incómodos de manejar y lentos en la reproducción que los ratones para hacer estos experimentos en que hace falta trabajar con muchos animales; por ello el desarrollo más laborioso de ingeniería genética se hace en los clásicos roedores de laboratorio. Pero el paso a los cerdos ya está en marcha y no presenta dificultades de consideración, según afirman los investigadores, ya que experimentos realizados por el estadounidense William Velander han demostrado que el promotor (los fragmentos del ADN que controlan la producción del anticuerpo en la glándula mamaria) empleado en ratones por el grupo español funciona igualmente en cerdos.

Aunque todas las construcciones de ADN y los análisis genéticos necesarios se realizan en el CNB, de la fabricación de los cerdos transgénicos se ocupa en este proyecto Gottfried Brem, de la Universidad de Viena, bajo la supervisión del grupo español. En un año y medio, afirma Enjuanes, se obtendrán los primeros animales. Y luego bastaría reproducir los cerdos transgénicos cuyas hembras inmunizan a los lechones al amamantarlos para obtener piaras protegidas frente al virus GPT. Además, puntualiza el científico, se podría aplicar la técnica de clonación utilizada en la creación de la oveja Dolly para acelerar el proceso de expansión de poblaciones de estos nuevos cerdos.

¿Riesgos? «No vemos ningún riesgo de nuestro experimento. Cuando se trabaja con transgénicos, si algún animal es defectuoso se elimina, no se reproduce. En cuanto a la explotación comercial, sería sencillamente alimentar a los lechones con una leche que tiene una inmunoglobulina añadida, lo cual no presenta problema alguno», explica Enjuanes. «No obstante, hay que hacer todas las comprobaciones necesarias, como siempre».

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