Clinton busca sustituir la ayuda por el comercio en su primera gira por África
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, comienza hoy en Ghana un viaje de 11 días por seis países del África subsahariana con el fin de establecer un nuevo tipo de relación con el continente negro. La nueva actitud de Washington se basa en el comercio en lugar de hacerlo en la ayuda financiera y humanitaria, y compromete a Estados Unidos a considerar a África como socio con el que mantener un diálogo constante, en lugar de contactos intermitentes iniciados principalmente en tiempos de crisis.
La secretaria de Estado, Madeleine Albright, afirmó la semana pasada que la clave de la nueva fórmula es tratar a África de igual a igual: más como un continente con mucho que enseñar y que contribuir a Estados Unidos que como una cuna de conflictos y problemas que haya que intentar resolver. "Antes, los políticos estadounidenses nos preguntábamos qué se puede hacer por África. Ahora la pregunta es qué podemos hacer con África", declaró Albright.
La nueva política de Clinton parece contar con el respaldo del Congreso. Hace dos semanas, la Cámara de Representantes aprobó la Ley del Crecimiento y Oportunidades Africanos, que promete mejor acceso a los mercados estadounidenses si las naciones africanas realizan reformas políticas y eliminan los aranceles y otros obstáculos a empresas y productos extranjeros. También ordena la creación de un programa de 500 millones de dólares (75.000 millones de pesetas) para proyectos de infraestructura en África y aporta 150 millones de dólares para facilitar negocios conjuntos entre empresas estadounidenses y africanas.
El cambio de la política norte americana surge a partir de las transformaciones notables en algunos países del continente. Botsuana y Suráfrica han logrado grandes avances en materia de desarrollo económico y democrático, y han alcanzado un nivel sustancial de estabilidad. Esta estabilidad permite a Estados Unidos mantener relaciones diplomáticas más previsibles con los Gobiernos de esos países. El viaje de Clinton servirá para poner de relieve los aspectos positivos de África que estos avances representan. "Este viaje presentará a los estadounidenses una nueva África", declaró Clinton la semana pasada en un mensaje dirigido a los países que visitará.
Además de Botsuana y Suráfrica, Clinton tiene previsto visitar Ghana, Uganda, Ruanda y Senegal. De este grupo, las visitas a Ruanda y Uganda se presentan como las más delicadas, dado que los valores sobre derechos humanos y la democracia de estos países no coinciden con los de EE UU. Una ausencia notable del itinerario es la de Nige ria, el país más problemático del continente a ojos del Gobierno de Clinton. La ausencia nigeriana de la lista subraya la incertidumbre de los asesores de Clinton —que califican las relaciones entre ambos países como "extrañas"— sobre el futuro democrático de ese país.
Más allá de los intereses de la política exterior, Clinton espera que el viaje tenga repercusiones sociales positivas en EE UU. Uno de los objetivos más añorados por Clinton, que se crió en el Sur durante los tiempos de la segregación racial, es el de la reconciliación entre razas. Le acompaña en su viaje el reverendo Jesse Jackson, que ha sido nombrado su asesor especial para África y que es una de las voces que más influyen en el diálogo racial en EE UU (al tiempo que se ha convertido en una especie de confesor personal del presidente). Clinton espera que el viaje subraye un mensaje: que los orígenes de los 34 millones de estadounidenses negros formarán un aspecto importante en el futuro diplomático y económico de EE UU. Este objetivo abrirá las puertas a importantes oportunidades para los afroamericanos, que "tendrán que desempeñar papeles clave para que esa meta se convierta en una realidad", dijo Clinton.
El viaje de Clinton constituye la segunda visita oficial de un presidente estadounidense al continente negro. Jimmy Carter visitó Liberia y Nigeria en 1978. George Bush paró brevemente en Somalia en 1992, pero solamente para animar a sus tropas.
La gira presidencial es la demostración más clara del esfuerzo especial que ha hecho Clinton para comprometerse con África. En 1994, después de las guerras civiles en Ruanda y Burundi, sus asesores para África le instaron a adoptar una postura más activa hacia el continente. Desde entonces, el presidente de Estados Unidos ha enviado a varios miembros de su Gabinete al continente.
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