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La gestión de residuos sanitarios, dominada por el caos autonómico

La gestión de los residuos sanitarios, muchos de los cuales son tóxicos y muy peligrosos, es caótica, fruto de la desigual legislación con la que se regula su tratamiento en cada una de las comunidades autónomas. La anarquía alcanza tal punto que cada autonomía etiqueta con colores diferentes, por ejemplo, los residuos para, distinguir los inocuos de los nocivos.

En el País Vasco las bolsas rojas contienen residuos que pueden arrojarse a vertederos, mientras ese color en La Rioja se reserva para las bolsas que contienen productos cancerígenos o mutagénicos. Estos y otros peligrosos riesgos aparecen recogidos en un libro blanco presentado ayer por la Fundación para la Gestión y Protección del Medio Ambiente (Fungesma. Ediciones Doce Calles, 7.000 pesetas) sobre la ordenación de la gestión de los residuos sanitarios en España.

Juan Manuel Cabrejas, redactor del libro, desvela que de las 17 comunidades autónomas, 11 han regulado la gestión de residuos sanitarios con criterios dispares. Y aún dentro de estas últimas las hay que ni disponen de plantas de tratamiento.

Si se aplicara una mínima pauta de selección, España dejaría de ser una de las principales productoras de residuos -entre 300 y 400 gramos por cama y día, cuando la media europea tiende a los 125-. Muchos de estos residuos, valorados en 1.000 millones, son productos farmacéúticos tóxicos que acaban en vertederos.

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