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Raúl Salinas asegura que hubo una conjura contra la presidencia de su hermano

Raúl Salinas de Gortari aseguró el jueves que los asesinatos políticos y los secuestros de empresarios que desestabilizaron México en 1994 fueron parte de una conjura para truncar el Gobierno de su hermano, el ex presidente Carlos Salinas. Raúl, acusado precisamente de uno de esos homicidios, logró hablar con la prensa por primera vez desde su detención, hace dos años y medio.

En la inesperada conversación, interrumpida por sus guardianes, el hermano incómodo denunció las irregularidades de las investigaciones y las condiciones de su encarcelamiento. El trámite judicial llegaba a su fin y Raúl Salinas, a través de una rejilla de la prisión de alta seguridad de Almoloya, violó el reglamento y se comunicó casi a gritos con los periodistas que siguen su procesamiento por la muerte de José Francisco Ruiz Massieu, presidente del gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PR1), acribillado a tiros en septiembre de 1994.Salinas aseguró que tanto este asesinato como el del candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio, ocurrido seis meses antes, "no fueron casualidad, sino parte de un compló contra el Gobierno de Carlos Salinas". Está dispuesto a hablar, dijo, pero las autoridades lo tienen aislado.

Ese annus horríbilis, el último del sexenio salinista, empezó con un brote guerrillero en Chiapas, siguió con crímenes políticos, secuestros de importantes empresarios y fuga masiva de capitales, y terminó con el estallido de la crisis económica. El propio expresidente, desde Irlanda, donde vive, ha señalado a un sector duro del PRI que encabeza otro ex presidente, Luis Echeverría, como instigador de la inestabilidad.

En su precipitada conversación, Raúl Salinas, que también está acusado de delitos financieros, denunció las irregularidades que salpican el caso Ruiz Massieu. "En las 80.000 páginas del expediente no hay una sola investigación seria y profunda sobre los participantes en el crimen, no está claro el móvil ni hay lógica en las indagaciones", dijo. El caso se ha convertido en uno de los episodios más bochornosos de la justicia mexicana, después de un desfile surrealista de pitonisas, amantes y esqueletos. El cerebro de las investigaciones, el ex fiscal Pablo Chapa, está detenido en Madrid en espera de su extradición.Raúl denunció igualmente sus condiciones de encarcelamiento: es el único preso de Almoloya, dijo, al que le dejan encendida una potente luz en la celda toda la noche, además de tener una cámara de vídeo siempre activa. "Se me vigila cuando como, cuando duermo, cuando hago mis necesidades", explicó.

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