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El "desiderátum" y la realidad

Estuvo Anguita solemne. Y hasta siete veces utilizó la palabra desiderátum para referirse a ese anhelo, ese deseo aún no cumplido pero fervientemente querido, de la, unidad de la izquierda. "Como desiderátum, como voluntad última de la izquierda, la unidad de la izquierda entendida como programa y acción comunes, es irrenunciable". Y dijo: "Sin ser el desiderátum, -el modelo francés nos vale".Pero ojo, Julio Anguita hacía esfuerzos porque aquello no pareciera un echar campanas al vuelo. "Todo lo atempera la realidad: hay diferencias. Pero, entre el desiderátum y la realidad de las discrepancias hay que buscar la síntesis. Y eso es lo que hemos hecho".

Era la vieja batalla entre la realidad y el deseo lo que ayer planteaba el coordinador general de IU. "Situaremos las diferencias y no les pondremos sordina, las asumiremos, pero buscaremos las coincidencias". Y concluyó: "No hay afirmaciones hiperbólicas ni discurso de desesperanza. Hay voluntad de trabajar hacia el diálogo".

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Un diálogo que parece hoy más fácil que ayer. Alguien se lo preguntó: "¿Es más fácil- porque no está ya Felipe González?". Anguita dijo que no. Que eso no tenía nada que ver, porque él, bien claro lo ha dicho siempre, no cree en eso de la química personal. Pero si lo negaba en lo personal, admitía la química, y la deseaba, al hablar de "la nueva atmósfera".

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