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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Madrid, punto de partida

La CUMBRE de la Alianza Atlántica que se abre maña na en Madrid no será el punto de llegada que se pensaba hace algunos meses de la gran reforma en que está sumida la OTAN. Será, más bien, un punto de partida: el de su ampliación hacia el Este. De Madrid ha de salir la invitación a los antiguos enemigos que en unos meses pasarán a convertirse en aliados, de modo que la OTAN pueda celebrar en 1999 su 50º aniversario habiendo contribuido a la incorporación de varios países centroeuropeos. No todos ellos, pues pocos son los llamados y menos aún, parece, los elegidos. ¿Tres, cuatro o cinco? La OTAN llega a Madrid con esta cuestión abierta. ¿O es sólo apariencia? EE UU ya ha decidido sobre todo por razones de política interna- que esta primera ampliación de la OTAN de la posguerra fría se limitará a Polonia, Hungría y la República Checa.Desde luego, mal han gestionado los aliados sus desavenencias sobre la ampliación después de gestionar con fortuna los recelos que provocaba esta expansión en Moscú. Algunos, como Francia, querrían ver a Eslovenia y Rumania dentro. Para no generar frustraciones insalvables, será necesario que de Madrid salga un mensaje a estos países que se quedan a las puertas para no generar un problema allí donde no lo había antes. La OTAN debe confirmar en Madrid que la ampliación será un proceso abierto.

Si a esto se suma la reunión el miércoles del Consejo Euroatlántico con todos los países miembros y asociados, de carácter informal aunque sumamente protocolaria, y la firma del acuerdo con Ucrania -siempre un nivel por debajo del Acta suscrita con Rusia-, la OTAN se sitúa en Madrid como elemento central en la configuración de una nueva arquitectura de seguridad europea con múltiples niveles y estructuras.

Sin embargo, la OTAN llega a Madrid sin haber cumplido todos sus deberes para crear una nueva estructura de mandos y de fuerzas. Las tensiones entre los aliados no lo han permitido. Los mandos se simplifican por arriba, pero quedan problemas por abajo. Francia, además, considera insuficiente la europeización de, la OTAN -la plasmación de la Identidad Europea de Defensa en su seno-, especialmente en el Mediterráneo, como para justificar su plena reintegración militar en la nueva estructura de mandos. Pero, con un nuevo Gobierno que no ha sopesado aún todas sus opciones, no parece que Francia vaya a romper la baraja ni a retroceder en los pasos que ya ha dado de acercamiento militar a la Afianza.

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Estos peros han supuesto un freno a las pretensiones del Gobierno de Aznar de sacar lo suyo en Madrid de la reforma de la OTAN, Es de esperar que lo consiga, y todo indica que así va a ser, aunque no sin esfuerzo y probablemente dentro de unos meses. Verdaderamente, no se entendían las prisas españolas de consagrar, su Posición en Madrid, menos aún cuando ya se ha aceptado en principio que España tenga su propio mando subregional, como se ha aceptado que Canarias quede, como debe ser, integrada en el territorio estratégico español, y que desaparezca el mando OTAN de Gibraltar, aunque sea con unas compensaciones de España al Reino Unido al levantar ciertas restricciones. Es un paquete mínimo para justificar la integración española en la nueva estructura militar.

No obstante, una vez más, esta reducción de las ambiciones a los problemas nacionales refleja una falta de visión más amplia sobre la seguridad europea. Mientras Madrid sé convierte mañana en capital mundial, España -o su Gobierno- corre el riesgo de dar muestras de provincianismo y de falta de horizontes, justamente cuando es un español, Javier Solana, quien ocupa la Secretaría General de la OTAN y consigue los acuerdos históricos con Rusia o los que pueden salir de Madrid hacia el Este.

El diálogo con los países del Mediterráneo que reinicia la OTAN de forma más articulada, y a instancia española, es un paso modesto en una buena dirección. Desde luego, sería interesante que, así como el Reino Unido ha conseguido la Fuerza de Despliegue Rápido, España acogiera la División Multinacional Suroeste, y que introdujera con mayor brío y desde una visión general sus propias preocupaciones en el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN. Uno de los encargos que también debe salir de la cumbre de Madrid, de nuevo a título de punto de partida, es precisamente la elaboración de este nuevo Concepto que ha de definir las grandes líneas del cometido de la OTAN en un entorno de cooperación en Europa y de nuevas misiones de paz para una Alianza que se ha quedado sin enemigo.

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