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La factoría de danza busca materia prima

Sólo 70 jóvenes han intentado ingresar en el Real Conservatorio Profesional para culminar sus estudios

El problema en las escuelas de danza siempre es el mismo: no entran chicos. Por eso, los responsables del Real Conservatorio Profesional de la Danza han inventado una campaña que consiste en recorrer varios colegios, seleccionar chicos y luego convencerles (a ellos y a sus padres) para que se matriculen en esta escuela que depende del Ministerio de Educación. Ya hay alguna promesa de la danza clásica descubierta gracias a este procedimiento.En cambio, a las pruebas de acceso (las que tienen que pasar los que quieran ingresar en el Conservatorio, pero no en el primer curso, sino a mitad de la carrera) que se han celebrado durante toda la semana pasada sólo se han presentado 44 aspirantes de la especialidad de ballet clásico y 30 para la de baile español. El ministerio ofertaba 15 para cada especialidad. Ser admitido en esta escuela tiene infinidad de atractivos para un estudiante de danza. El primero, el precio: 2.500 pesetas la matrícula de los primeros cursos, 20.000 la de los últimos.Virginia Valero, directora de esta escuela, cree que su centro es un gran desconocido. Ella preferiría que llegaran masas peleando por un puesto en esta escuela. "Es la única manera de encontrar buenos cuerpos para la danza. Buscamos cuerpos. Lo que queremos es gente que realmente pueda ser bailarín. Para la danza clásica es fundamental tener unas condiciones físicas, unas proporciones", dice la directora. "En estas pruebas de acceso estábamos dispuestos a coger 20 maravillas, pero hemos seleccionado a l2", dice la directora. Hasta videoteca, biblioteca y fonoteca tiene este centro, situado en la calle de Soria. Entre otras cosas, se guardan en este departamento todas las grabaciones de los espectáculos de danza que hay en Madrid. Este servicio está siempre a disposición de los alumnos de la escuela.De vez en cuando, además, estos estudiantes, que siempre van vestidos con mallas granate y se peinan con un moño muy tirante y bajo (ellas), tienen la posibilidad de presenciar un ensayo de, por ejemplo, el mismísimo Joaquín Cortes y su compañía.. Un atractivo nada desdeñable del conservatorio, posible dado que la escuela cede las aulas cuando están vacías (que es de dos a cinco de la tarde) a compañías de baile a cambio de que dejen fisgonear a los alumnos. Joaquín Cortés hizo un ensayo general de su Pasión gitana. Antonio Canales, Antonio Márquez, José Antonio, el Ballet Nacional de Cuba o Julio Bocca son algunos de los que comparten pasillos con los jóvenes bailarines. "Se crea mucha expectación. Es muy bueno para ellos tener este tipo de oportunidades", declara Valero.Pero lo más importante del conservatorio de danza son, cómo no, sus clases. Unas clases que comienzan a las nueve de la mañana y terminan a las tres de la tarde. Y luego, al instituto o al colegio. La mayoría de estos estudiantes de baile acuden al instituto Cervantes, con el que existe un acuerdo para que los futuros bailarines se beneficien de un horario flexible. "Todos los alumnos del conservatorio estudian hasta COU. Procuramos que nadie interrumpa sus estudios", comenta Valero. Así se explica que la clase de ballet clásico del pasado jueves estuviera bastante vacía: porque muchos de los alumnos tenían la selectividad. En cuanto al título que otorga este centro, la LOGSE le asigna una titulación de grado medio. El programa de estudios incluye asignaturas como ballet clásico y contemporaneo, música, clases en las que se enseña el repertorio clásico o talle res. En la especialidad de español se aprende folclor, flamenco, danza estilizada, y también tienen talleres que dirigen nombres de prestigio de la escena española. Hay también un coreógrafo, Juan Carlos Santamaría, dedicado a montar bailes para estos alumnos.

Cada año terminan la carrera de danza en esta escuela de 10 a 12 jóvenes de cada especialidad (baile clásico y español), frente a los 40 que ingresan en el primer curso. De la última promoción, dos chicas han ingresado en el Ballet Nacional Español, otras tres en la compañía de Antonio Gades y otros tantos en el Ballet de la Comunidad de Madrid que dirige Víctor Ullate. "De lo que se trata es de que lleguen a ser profesionales", afirma Valero.

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