_
_
_
_
_

Los psiquiatras afirman que Ricart no sufre ninguna patología mental

Sara Velert

Las presuntas torturas, temores y amenazas que Miguel Ricart afirma haber sufrido cuando, en enero de 1993, le detuvo la Guardia Civil por el triple crimen de Alcásser no han dejado huellas visibles en él, según explicaron ayer, en su juicio, dos psiquiatras. En su informe, realizado a petición de la defensa poco antes de comenzar la vista oral, el pasado 12 de mayo, los peritos afirman que no sufre ansiedad ni inquietud.

Según los expertos, si las supuestas amenazas o temores hubieran provocado algún síntoma psiquiátrico en Miguel Ricart se habría detectado en 1993 y sería posible que se notara aún hoy si fue intenso como él pretende. En cualquier caso, esa supuesta situación de temor no le ha causado ninguna patología. Ricart, insistieron, no sufre ningún trastorno mental o de personalidad. Todos los estudios coinciden en ello.En la primera entrevista con los forenses de Alzira, Ricart confesó su participación en el rapto, la violación y el asesinato de las niñas Míriam García, Antonia Gómez y Desirée Hernández y aseguró que le obligó a ello Antonio Anglés, fugitivo. Posteriormente, ha negado cualquier implicación en el crimen. Pero los informes son coincidentes respecto a los rasgos básicos de su personalidad y en que es normal.

Vanos expertos han descrito a Ricart como una persona egocéntrica, poco persistente y con tendencia a descargar la responsabilidad en terceros. El último estudio psiquiátrico revela también, según dijo ayer uno de sus autores, que 11 acepta mal que le lleven la contraria, pero acepta el criterio de otros para dar buena imagen".

Los expertos no se pronunciaron sobre la veracidad o no de las declaraciones del procesado fuera de las entrevistas que mantuvieron con él. Además, agregaron que no tienen razones para dudar de su sinceridad cuando relata que temió por la vida de su hija.

La prueba pericial continuó con nuevos informes del Instituto Nacional de Toxicología. El estudio sobre los orificios de entrada y salida de las balas disparadas a las muchachas no fue concluyente en cuanto a su posición ante la fosa.

Los peritos indicaron que en un cadáver enterrado hay diferentes ciclos en la evolución de las larvas, lo que restaría significación a que alguna no correspondiera al estado de su descomposición.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_