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Tregua en el conflicto laboral de Corea con la amenaza de huelga general

Los líderes sindicales de Corea del Sur pusieron ayer un fin parcial a casi un mes de protestas con la reforma laboral y anunciaron que el lunes los trabajadores volverán a sus puestos. No obstante, amenazaron con una huelga general el 18 de febrero si el Gobierno no retira la ley que supone una nerma de los derechos laborales. Ayer, las calles le Seúl fueron otra vez escenario de enfrentamientos entre la policía y unos 16.000 manifestantes.

La fuerte protesta desencadenada en este país por la ley que se aprobó en la madrugada del pasado 26 de diciembre, cuando los parlamentarios de la oposición estaban ausentes, entra en un periodo de tregua parcial. Los líderes sindicales anunciaron ayer la vuelta el próximo lunes al trabajo, si bien mantienen la convocatoria de huelgas durante los miércoles de cada semana. El conflicto seguirá así latente hasta una próxima huelga general, prevista para el 18 de febrero, en el caso de que el Gobierno no acceda a las reivindicaciones de los trabajadores.Kwon Young- Kil, presidente de la Confederación dé Sindicatos Obreros (KCTU), con medio millón de afiliados, dijo ayer que el Gobierno surcoreano no había mostrado sinceridad alguna al responder a las exigencias de los sindicatos. Éstos entienden que la reforma laboral supone conceder a las empresas mayor libertad para despedir a los trabajadores, para emplear mano de obra temporal y para reducir los salarios mediante periodos de trabajo fiexibles.

La relativa vuelta a la normalidad se produce en un momento en el que el conflicto empieza a padecer síntomas de agotamiento. De hecho, en esta semana muchos trabajadores ignoraron el llamamiento a la huelga y acudieron a sus puestos de trabajo. Existe también una fuerte, presión social para que el Gobierno y los sindicatos encuentren una solución dialogada.

Pérdidas de 400.000 millones

En las fábricas de Hyundai, el mayor fabricante de automóviles de Corea del Sur, los obreros reanudaron ayer sus labores, lo que se interpreta como una señal de que la, crisis está en vías de una solución. Según cálculos oficiales, las pérdidas generadas en todo el sector productivo por el conflicto se sitúan en unos 3.000 millones de dólares (unos 400.000 millones de pesetas).Ayer, sin embargo, el conflicto siguió en la calle. Unos 16.000 obreros y estudiantes se concentraron en un parque de la capital surcoreana para exigir la derogación de la ley laboral. Uno de los siete dirigentes del KCTU, Tan Byung-Ho, sobre el que pesa una orden de arresto, se dirigió a los manifestantes, entre los que se encontraban también monjes budistas.

La policía cargó contra unos 5.000 estudiantes que intentaban acercarse a la catedral de Myongdong, donde se encuentran encerrados algunos líderes sindicales. Las fuerzas de seguridad utilizaron gases lacrimógenos contra los manifestantes, que respondieron con piedras y huevos.

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