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Clinton devuelve una donación 'sospechosa' de 83 millones de pesetas

El comité de defensa legal de Bill Clinton y su esposa devolvió 640.000 dólares (83.200.000 pesetas) sospechosos enviados por Charles Yah Lin Trie, un empresario de origen taiwanés y nacionalidad norteamericana. Esta confesión pretende amortiguar el escándalo provocado por el origen extranjero de parte de la lluvia de cheques, giros y transferencias caída sobre la campaña presidencial y el comité de defensa de los Clinton, y por la implicación personal del presidente en la recaudación.

Adelantándose a un estallido incontrolado del escándalo, el abogado Michel Cardozo, director del comité encargado de recolectar fondos para la defensa legal de Bill y Hillary Clinton en el caso Whitewater, informó el lunes por la noche voluntariamente de la sospechosa donación enviada en marzo por Trie, propietario, entre otras cosas, de un restaurante chino de Little Rock donde Clinton solía comer en sus tiempos de gobernador de Arkansas.En una sorprendente demostración de escrúpulo, el comité decidió averiguar el origen de esos cientos de miles de dólares. Trie dijo que procedían de los donativos de simpatizantes norteamericanos, pero las investigaciones descubrieron que venían de una secta religiosa de Taiwan lamada Ching Hai. Según Cardozo, todo el dinero remitido por Trie fue devuelto en junio, dado que una de las escasas restricciones a la recaudación de dinero por los políticos es la prohibición de aceptar donativos de extranjeros. Trie, entretanto, había sido nombrado miembro de un consejo asesor del Gobierno sobre comercio con Asia.

Si el Comité Nacional Demócrata (CND) hubiera sido tan puntilloso, el presidente no vería ensombrecido el comienzo de su segundo mandato por el Indogate. El CND fue el encargado de recolectar para la campaña de Clinton el llamado soft money, el dinero que los particulares y las empresas pueden entregar sin límites para las "actividades generales" de los partidos políticos. Ese organismo aceptó sin hacer preguntas el dinero recaudado por uno de sus miembros, John Huang, entre empresarios de Indonesia y Taiwan, entre ellos la familia Riady.

Tanto Huang como los Riady son amigos personales de Clinton, que empleó a fondo, y `peligrosamente, su atractivo personal, sus relaciones con empresarios y el prestigio de la presidencia en la cosecha de fondos. "Todo aquel que quiera saber cómo el Partido Demócrata recaudó la cifra récord de 180 millones de dólares para las últimas elecciones debe darle un vistazo al registro de huéspedes del número 1.600 de la avenida de Pennsylvania", dice The Washington Post. Ese número es de la Casa Blanca, donde los más dadivosos contribuyentes de la campaña demócrata fueron obsequiados con estancias en la suite Lincoln y cenas privadas con la familia presidencial.

Comer o jugar al golf con el presidente, viajar en el avión presidencial Air Force One o pernoctar en la Casa Blanca, han sido retribuciones corrientes en las campañas norteamericanas. Pero Clinton ha llevado esa costumbre a extremos nunca alcanzados. Eso sí, él nunca pidió o recibió personalmente un sólo centavo. "Como un predicador ambulante, dejaba que sus esbirros pasaran el platillo", afirma The Washington Post.

Los riesgos de esa voracidad recaudatoria empezaron a hacerse evidentes en el último tramo de la campaña, cuando se supo que el traficante de drogas Jorge Cabrera, que había entregado 20.000 dólares a la causa de los Clinton, había sido invitado en 1995 a una fiesta de Navidad en la Casa Blanca.

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