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"¿Cuando sale mi avión?"

Miles de pasajeros, incluida la Reina, pierden su vuelo por el cierre del aeródromo

Antonio Jiménez Barca

A las 17.45 los responsables de Barajas decidieron que la luz del día ya no permitía que aterrizasen o despegasen más vuelos. Entonces llegó el caos. La gente se agolpaba en las ventanillas pidiendo información o se arrellanaba en los sofás con caras de cansancio o de mal humor. Un viajero salió bufando de la ventanilla de Iberia y paró su carrera en seco para justificarse ante los que esperaban en la cola: "Llevo 24 horas de viaje; mi vuelo tenía que salir a las siete. Simplemente no puedo más".El puente aéreo era un enjambre de tipos agarrados al móvil informando a sus empresas de que se encontraban inmóviles. Los que no tenían teléfono portátil hacían cola en las cabinas. Oleadas de taxistas llegaban sin parar para rescatar a quien tenía mucha prisa por llegar a una estación de tren o a un hotel. Familias enteras que esperaban salir de Madrid se quedaban de piedra cuando los rumores -que corrían a velocidad pasmosa- les informaban que no saldría "ni un solo avión hasta el amanecer".

Entre los miles de pasajeros que ayer encallaron en Barajas, se encontraba uno muy especial: el cierre al tráfico aéreo del aeropuerto madrileño obligó a la Reina a aplazar al primer trimestre del año próximo el viaje que tenía previsto iniciar ayer a Paraguay, según informaron fuentes de la Casa Real. Doña Sofía proyectaba partir anoche hacia Asunción en un vuelo regular de Iberia, con escala en Buenos Aires.

En las ventanillas de información una muchedumbre se agolpaba para reclamar, para inquirir, para protestar. Los empleados parecían multiplicarse por dos para atender a la demanda. Hubo muchos que esperaron 15 minutos para preguntar tan sólo: "¿Cuándo sale el avión?" La respuesta: "No sabemos".

En una esquina del aeropuerto, frente a los. ventanales de la pista oscura, trabajaba a un ritmo frenético Manuel Onis, jefe del Gabinete de Dirección de Barajas, pegado a un radiotransmisor. "Ahí fuera hay gente empalmando cables de 15.000 voltios. Pero se arreglará pronto", decía, para volver a gritar al radiotransmisor.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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